Las relaciones entre América Latina, Estados Unidos y Europa Occidental
L.~s RELACIONES ENTRE AMÉRICA LATINA, ESTADOS U!lIIDOS y EUROPA OCCIDENTAL antigua que no se vincula necesariamente al fin de la hegemonía norte– amerIcana, a pesar de los indudables aspectos positivos que ella puede tener. El segundo tópico que se puede destacar en este contexto más global dice relación con la actitud crecientemente revisionista de los países latino– americanos frente al actual sistema económico internacional, actitud que incluso en ocasiones ha tenido un carácter bastante militante. En este sentido, cabe mencionar iniciativas y proyectos relativamente recientes tales como la Declaración sobre un Nuevo Orden Económico Internacio– nal, la Carta de los Derechos y Deberes Económicos de los Estaclns, el Diálogo Norte-Sur, la promoción de asociaciones de productores de mate– rias primas, etc., en que diversos países latinoamericanos han desempe– ñado un papel activo e incluso fundamental. En casos como éstos no se . podría afirmar que se trata de simples divergencias con los Estados Uni– dos y otras potencias dominantes que no alteran las bases mismas del sis– tema hegemónico. Por el contrario, esta tendencia apunta en forma directa a la redistribución del poder económico a nivel mundiat2 8 y, teó– ricamente al menos, podría llegar a amenazar el actual orden existente en ese campo. Algunos autores han asociado esta tendencia con una suerte de nueva conciencia que estaría surgiendo en América Latina en los últimos años, aparentemente sin reparar en el hecho que se trata de la continuación de una ya larga tradición revisionista que encuentra parte de sus raíces en las teorías que fueron expuestas a comienzos de la década del 50 en el seno de la CEPAL y que fue tomando forma más concreta en iniciativas tales como el establecimiento de la UNCTAD en 1964. En otras palabras, hay una evidente continuidad en este campo que nos lleva a formular algunas reser– vas sobre la utilización de esta tendencia revisionista como indicador de la declinación o fin de la hegemonía norteamericana en la región. Pero, más allá de esta precisión histórica, cabe preguntarse cuáles han sido los frutos reales de este movimiento hacia una nueva estructuración del sistema eoonómico internacional. Hasta ahora, la respuesta es bastante negativa. Prácticamente todas las negociaciones del tipO. Norte-Sur han estado mar– cados por la frustación y el fracaso, como lo demuestran el desenlace del Diálogo Norte-Sur, los magros resultados de las UNCTAD y el estancamiento de las negociaciones actuales sobre materias primas. Los pocos éxitos obte- 28 Dicho sea de paso, aun en el caso de producirse esta redistribución, se trataría siem– pre de una transferencia de parte de la riqueza de los países desarrollados a las reducidas élites que detentan el poder en el Tercer Mundo y no a las 'grandes mayorías que víven postradas en la miseria en las regiones que lo componen. Este argumento ha sido desarrollado, entre otros, por Johan Galtung, "Poor Countries vs. Rich, Poor People vs. Rich" , University of Oslo, multilith, presentado ante una reunión informal de expertos celebrada en el seno de ÚNlOO, Viena, 17 de mayo de 1977; y por Richard R. Fagen, "Equity in the South in the context of North-South relations", publicado en Albert Fishlow et al. Rich and Poor Na/iOn! in the World Economy(New York: McGraw-HiIl, 1978), pp. 165-214.
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