Las relaciones entre América Latina, Estados Unidos y Europa Occidental
'~ \¡ \:~ ~ i LAS RElACIONES ENTRE AMt;~ ICA LATINA, ESTADOS UNIDOS y EUROPA OCCIDENTAL cualquier futuro gobierno"ücaragüense que sucediera a la decrépita di– nastía somocista. Obviamente, este objetivo fue sometido a diversas rede– finiciones, que corresponden a las distintas etapas a través de las cuales fue evolucionando la lucha civil." . Así, durante el período en que se intentó establecer un mecanismo de mediación internacional para resolver la crisis, Washington pretendió alcanzar este objetivo a través de la materialización de una solución "So– mocismo sin Somoza", que implicaba el traspaso del poder desde la dinas– tía gobernante hacia el régimen que no alterara en lo fundamental las es– tructuras económicas y políticas vigentes en el país. Fracasado este pro– yecto, Washington patrocinó una interven~ión militar dentro del marco de la OE.I\, solución que pretendía repetir 'la experiencia de la República Dominicana en 1965. Como se sabe, esta iniciativa, dirigida al envío de una misión militar interamericana que ayudara a los nicaragüenses a for– mar un "gobierno de reconciliación nacional", no encontró acogida en– tre los países latinoamericanos, circunstancia que llevó a los Estados Unidos a apoyar un proyecto de resolución auspiciada por el nuevo "club" de países democráticos o con pretensiones de serlo (Pacto Andino, México, Costa Rica, Panamá, República Dominicana, Jamaica, Granada), que exigía la renuncia inmediata de Somoza, excluyendo al mismo tiempo toda' intervención militar en el país centroamericano. No cabe duda de que la frustrada tentativa norteamericana apuntaba a evitar la toma del poder total por parte del FSLN y a establecer una dudosa coalición en que también participarían los sectores somocistas. Al darse cuenta de que los vientos regionales soplaban en otra dirección, Washigton apoyó la nueva iniciativa con el fin de conservar alguna injerencia en la negociación subsi- guiente. ' Posteriormente, ante la ínminencia de la victoria del FSLN, los Estados Unidos concentraron sus esfuerzos en persuadir a los sandinistas de que ampliaran la coalición que integraría el nuevo gobierno, inclu– yendo no sólo a los elementos considerados como moderados (\os que en realidad ya formaban parte del gobierno provisional) sino que también a representantes de la Guardia Nacional somocista y del partido Libe– ral que apoyaba a la dictadura. Dentro de la perspectiva de este trabajo, hay dos dimensiones del con– flicto y de la participación que en él le cupo al gobierno norteamericano que resultan particularmente interesantes. La primera y más obvia de estas dimensiones está dada por el fracaso de la política de Washington ante el conflicto y la subsiguiente instalación de un nuevo gobierno integrado por diversas corrientes marxistas, social demócratas y social cristianas que llegaron al poder como consecuencia de una insurrección popular armada, y que se ha comprometido a impulsar un vasto proceso de refor– mas estructurales en el país centroamericano. Hasta el momento, este hecho está en abierta contradicción con los intereses más permanentes de los Estados Unidos en una región económica y políticamente muy depen– diente de la gran, potencia. Desde este punto de vista, la experiencia de
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