Las relaciones entre América Latina, Estados Unidos y Europa Occidental

Gustavo Laf[Qs I AMÉRICA LATINA y EL NUEVO ORDEN MUNDIAL expresión del hombre y no en el Estado-Nación, aunque no niegue la nece– sidad de éste como instrumento para alcanzar el fin. Supone, en consecuen– cia. una transformación política, económica, social y cultural, una verda– dera "revolución cultural" que transformaría radicalmente las motivaciones del orden vigente no sólo en sus aspectos económicos sino también en las" ideas, creencias, símbolos y valores humanos de tal mane– ra que se produciría un cambio en escala mundial que movilizaría a todas las fuerzas sociales con algún poder y alteraría las prioridades huma– nas. De la comparación de ambos modelos futurológicos, y de los anteceden– tes que han llevado a su formulación fluyen claramente algunas conclu– siones: l ó el modelo N.O.M. constituye una utopía más o menos grandiosa que incluye necesariamente un nuevo orden económico internacional pero de un tipo que debería ser radicalmente distinto al N.O.E.!. oficial; 2° el 'modelo N.O.E.t. aparece,. por sus modestas dimensiones, una utopía mucho más concreta, comparada con su congénere y por t¡mto, aparente– mente más realizable; 3° el N.O.E.!. está basado en la concepción de la crisis del sistema económico; el otro modelo parte del supuesto de la crisis generalizada de la sociedad humana; 4° recientes declaraciones adopta– das internacionalmente en diversas reuniones permiten constatar' que, a primera vista, ambas corrientes se complementan; "sin embargo", el modo como se yuxtaponen en las declaraciones sugiere una serie de transacciones entre visiones muy distintas de las sociedades humanas y su "desarrollo", una nueva fase en los largos intentos de definir este esquivo concepto, en la que voceros de las distintas posiciones aportan nuevos elementos utópicos normativos y tratan de encontrar un terreno común ante la actual y multifacética crisis internacional. Entre los 'partidarios de una u otra corriente no se puede trazar una línea divisória que separe a un lado los voceros de los países "desarrollados" y al otro los del Tercer Mundo; quienes son parte de una. y otra provienen de ambos lados de esa líneas; 5° no obstante estas transacciones entre los repre– sentantes de ambas corrientes, estos' "compromisos;' no pueden ocultar las contradicciones evidentes que existen entre ambos enfoques. Por ejemplo, de acuerdo con el N.o.E.i. los países "desarrollados" deberían seguir aumentando sus compras de materias primas a los países en desa– rrollo a precios estables y altos, y deberían abrir sus mercados a la impor– tación de manufacturas provenientes del Tercer Mundo; en cambio, la concepción del N .O.M. llevaría a exigir que los países "desarrollados" utilicen con mayor economia las materias primas y dejen una parte mucho mayor d~ ellas para satisfacer las necesidades de los países "en desarro– llo"; estos últimos deberían también expandir sus manufacturas, especialmente para atender las necesidades básicas de sus propios habitantes. El :\.O.E.L implicaría que ambos grupos deben hacerse cada 6lbíd.

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