Las relaciones entre América Latina, Estados Unidos y Europa Occidental
Augusto Varas / LAs RELACIONES MILITARES INTERNACIONALES DEAMÉRICA LAT!:>OA Las repúblicas sudamericanas permanecieron a salvo de las inter– venciones militares estadounidenses fundamentalmente por contar con establecimientos militares en un relativo buen nivel de profesionaliza– ción, y por existir un inestable equilibrio mundial de fuerzas que, en caso de intervención militar estadounidense, habría significado provocar ia participación de potencias europeas. Sin embargo, en la medida que se resuelve favorablemente para los Estados Unidos la lucha por la influen– cia económica y política a nivel mundial, especialmente entre la primera y segunda guerra mundial, las relaciones militares de América Latina con los Estados Unidos comienzan a adquirir un carácter casi exclusivo. Esta situación se produce fundamentalmente a causa de dos importan– tes factores. En primer lugar, como efecto de la modificación de su políti– ca latinoamericana los Estados Unidos inauguran en 1933, bajo la admi– nistración de Franklin D. Roosevelt, la política de "la buena vecindad". Así, las relaciones latinoamericanas-estadounidenses ven limadas sus aristas más enojosas. En 1933 los Estados Unidos ponen'fin a la ocupa– ción en Nicaragua y en 1934 suprimen la enmienda Platt, que fomentaba el intervencionismo, evacuan las tropas de Haití y renegocian un nuevo tratado con Panamá sobre el uso del Canal. De esta forma, en la "Confe– rencia Interamericana de Consolidación de la Paz" en 1936, los Estados Unidos logran que los países latinoamericanos adhieran a su política de seguridad hemisférica. A cambio de esto, los Estados Unidos abdican del cobro compulsivo de las obligaciones pecuniarias y afirman el uso de medios pacíficos para la resolución de los problemas bilaterales. Lo que no habían podido lograr los países latinoamericanos a través de siete conferencias panamericanas realizadas desde 1889, se convierte en realidad a pocos años de iniciarse la segunda guerra mundial. En segundo lugar, este marco de relaciones panamericanas permite que los Estados Unidos establezcan sus propias misiones militares y co– miencen un rápido proceso de influencias profesionales e ideológicas. "Los Estados Unidos, que no establecieron misiones militares hasta las vísperas de la segunda guerra mundial, pronto adquirieron el monopolio de tal actividad en América Latina después de comenzadas las hostilidades. Las actitudes de los oficiales de los Estados Unidos hacia su propia profesión, su papel en la sociedad y, especialmente, su buen entrenamiento en las artes de la guerra que importaban, no dejó de influenciar en alguna medida la actitud y las perspectivas de sus colegas latinoamericanos"12 De esta manera, se produce la más importante influencia externa que han tenido las fuerzas armadas del continente desde su formación moderna. Estas nuevas relaciones militares entre las instituciones castrenses latino– americanas y estadounidenses se establecerán fundamentalmente en torno a su papel en la defensa del hemisferio y el carácter de su participación en las respectivas sociedades. 12 E. Lieuwen, The Changing..., op. cit., p. 84. 12 3
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