Las relaciones entre América Latina, Estados Unidos y Europa Occidental
Manfred Wilhelmy I COMPETESCIA ISTERSACIONAL DE LAS GRASDES POTESCIAS impulsado la creación de las primeras organizaciones panamericanas. destinadas a afirmar su posición comercial en la región) el índice llegó a 0,45. La cifra de 1938 -tras una experiencia de varias décadas de polí. ticas imperialistas- fue de sólo 1,54. El índice para 1954, en plena guerra fría, es de 2,04, el más alto registrado en los años examinados por el autor. En t 968 el índice marca t, t 1, valor que es inferior al registrado para 1928, cuando aún no se completaba el desplazamiento de las potencias europeas del comercio regional 66 • Estos valores contrastan fuerte– mente con los que miden la concentración comercial en los bloques cons– tituidos por la URSS y los países de Europa oriental y por Francia y los.esta– dos francoparlantes de Africa. En el primer caso, el índice para 1890 es de -0,42, por cuanto el comercio ruso estaba orientado sobre todo a Europa occidental. Aun para 1938 el índice es de -0,25, pero en la guerra fría sube a 9,94, valor'de 1954; en 1968, aun encontrándose la guerra fría en fase declinante, el índice es de t t ,78, lo cual indica la existencia de un bloque altamente diferenciado del resto del sistema. internacional, dirigido por la Unión Soviética. En el caso de Francia y sus colonias y ex colonias, el índice para 1890 es de 9,57, valor que disminuye un tanto en la década de 1950, poco antes del apogeo de la descolonización: el índice de 1954 es 7,76. En 1968, cuando nominalmente los nuevos estados podían orientar su comercio hacia cualquier país, el índice sigue' siendo muy alto: 7,58, si bien es en todo caso notablemente inferior al registrado en el bloque soviético, que aparece como el menos abierto al sistema inter– nacional. Los cambios ocurridos en América Latina, por consiguiente, no han consistido en el desplazamiento de una potencia hegemónica, sino en variaciones .en las participaciones de distintos estados y grupos de estados en las corrientes de intercambio, dentro de un marco general relativamente abierto. Es evidente que tales condiciones ofrecen para los principales estados de la región mejores perspectivas de autonomía relativa en el sistema internacional que las que existen para estados más fuertemente atados a otros centros hegemónicos, al mismo tiempo que impiden' a cualquiera de los países industrializados ejercer un control global del comercio eón la región. Lo mismo puede decirse de las condicio– nes del financiamiento externo, que en el caso de América Latina ha evo– lucionado hacia una diversificación de las fuentes, por )0 que hoy se da una situación mucho más fluida y compleja que la existente hace una o dos décadas, dentro de un nivel de endeudamiento externo muy alto ll6 . ~5 Krasner, op. dI., p. 331, Tabla 1. Es necesario advertir, sin embargo, que los índices aludidos se calcularon a base de datos de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México y Paraguay solamente, Es muy probable que los índices respectivos hubieran sido más altos de haberse incluido países fuertemente vinculados por su comercio a Estados Uni– dos, como Perú y los estados centroamericanos y del Caribe. 56 Véase Enrique Iglesias "¿Va Améríca Latina hacia la bancarrota?", Estudios In– ternacionales, N° 42, abril-junio 1978, pp. 95-110. 111
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