Las relaciones entre América Latina, Estados Unidos y Europa Occidental
LAS RELACIONES ENTRE AMÉRICA LATINA, ESTADOS UNIDOS y EUROPA OCCIDENTAL esta perspectiva, la URSS, sin admitir que podría suscitarse un conflicto con los principios de la distensión sino actuando en el marco de este proce– so, según su propia percepción, gozaría de una situación de asimetría que le resulta favorable. En efecto, mientras dentro del subsistema interna– cional de estados socialistas de Europa oriental, los Estados Unidos ten– drían el deber de abstenerse de cualquier acción potencialmente contra– ria al interés soviético, deber que, por lo demás, habría sido reconocido por Estados Unidos en 1975 41 , la URSS estaría en condiciones de socavar el predominio norteamericano en el hemisferio occidental. En términos de la redefinición de la ideología soviética, se afirmaría la existencia de "vinculaciones orgánicas" entre el "internacionalismo proletario" y la "coexistencia pacífica", de modo que ésta no implica en modo alguno el abandono o debilitamiento de aquél. Los intereses nacionales no serían, en último término, distinguibles de los del movimiento comu– nista internacional, especialmente cuando existe una causa patriótica aglutinante. La afirmación de la pretensión soviética a una posición de primacía internacional se fundaría de esta manera en una base sumamen– te amplia que permitiría la justificación e implementación de una política de alianzas muy Oexible. Tales alianzas serían un elemento crucial en el empeño de lograr un cambio en la "correlación de fuerzas" en el sistema internacional, pues'. to que, en definitiva, la política mundial estaría determinada por la rela– ción de poder a nivel bipolar. Como advierte Mitchell, sobre todo en los años siguientes a la intervención en Checoslovaquia, la ideología sovié– tica mostró una marcada reversión a la tesis de los "dos campos" mun– diales, insistiendo en la oposición o polarización entre ambos t2 . La tesis soviética de la "centralidad" de su posición actual en el siste– ma internacional presenta a nuestro juicio, debilidades fundamentales. Si bien es cierto que la URSS constituye hoy un estado con el cual la gran mayoría de los países latinoamericanos mantienen relaciones básica– mente normales y estables, sin enfrentar por ello problemas graves, este hecho constituye, en términos de la propia ideología soviética, un logro poco espectacular, ya que no se acerca más que en un sentido sumamente parcial y modesto al cumplimiento de las metas de una estrategia revolu– cionaria. Más bien podría sostenerse con fundamento que, al entablar y expandir relaciones "normales" con los gobiernos actuales en la región, la mayoría de los cuales detentan preferencias políticas e ideológicas opuestas a las de la URSS, el gobierno soviético y el Partido Comunista esta– rían restando vigor a la misma causa revolucionaria que oficialmente han venido propugnando por tanto tiempo. Así parecen percibir los efectos de esta politica algunos marxistas latinoamericanos que se manifiestan H Se alude a un polémico pronunciamiento de Helmut Sonnenrddt, entonces asesor del Secretario de Estado Henry Kissinger, en d cual aquél expresó su prderencia por un or– den internacional estable "orgánico" en Europa oriental. Mitchell, op. cit., p. 375. 42 Mitchell, op., cit. p. 378 106
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