Las relaciones entre América Latina, Estados Unidos y Europa Occidental

Manfred Wilhelmy / COMPETENCIA INTER!liACIOSAL DE LAS GRANDES POTD/CIAS la cuestión del control del Canal ha sido resuelta entre los dos gobiernos sobre la base de una transición lenta hacia el ejercicio de la autoridad panameña, junto con la mantención de la pretensión norteamericana en el sentido de poder intervenir para el resguardo de sus intereses. Si bien sobre este último aspecto subsisten dudas y debates 26 , el interés norte– americano en mantener esta vía "abierta, segura y eficiente,,27 estaría resguardado. Probablemente los acuerdos y la ratificación de los mismos fueron posibles solamente porque, como expresa la Comisión Linowitz, "el Canal ya no es vital para el comercio o la defensa de los Estados Unidos"28, ya que no es utilizable por supertanques ni porta– aviones, y sirve para el transporte de mercaderías que representan sola– mente algo menos del 10% del comercio exterior norteamericano. Aunque no se puede descartar la ocurrencia de nuevas crisis en las relaciones entre Panamá y Estados Unidos debido a la oposición a las características de la transición y a la posibilidad de intervenciones nor– teamericanas, los acuerdos logrados reducen en gran medida el potencial de utilización de los problemas panameños en la competencia estratégica global. En la Antártica se mantiene el "status quo" bajo los términos acor– dados por treinta años por las doce potencias signatarias del Tratado de Washington en diciembre de 1959, que entró en vigor en 1961 29 . El Tratado consagró el principio de uso pacífico de todo el territorio antár– tico y específicamente prohibió las explosiones nucleares de cualquier tipo, así como el depósito de desechos radiactivos. Además, se "congela– ron" las pretensiones territoriales de los estados partícipantes, que no fueron afectadas por el Tratado. La competencia estratégica fue, por lo tanto, decisivamente limitada por este acuerdo. Cabe esperar, sin embargo, un replanteamiento de las cuestiones rela– tivas a este territorio en el curso de la próxima década, al aproximarse el vencimiento del plazo de vigencia del Tratado. Los intereses en juego serán en el futuro mucho más complejos y vastos que los tradicionales, como efecto de progresos tecnológicos en la minería, la explotación de recursos marinos y la creciente preocupación por los aspectos ecológicos 30 . 26 Véase Richard A. Falk, "Panama Canal Treaty Trap", Foreign Palicy. 27 The U. S. and Latín America, p. 5. 28lbíd. Para un estudio más detallado del problema del Canal, véase Robert G. Co", "Choices for Partnership or Bloodshed in Panama", en The Americas in a Changíng World, pp. 132-155. 211 Los signatarios originales del tratado fueron Argentina, Australia, Bélgica, Chile, Estados Unidos, Gran Bretaña, Japón, Nueva Ze1andia, Noruega, la URSS y la Unión Sudafri– cana. Brasil, Polonia y Alemania Federal han accedido posteriormente al Tratado. 30 V~ase Edward .Hambro, "So~ Notes on the Future of tbe Antarctic Treaty Colla– ooration". American jaurnaJ of IntpnationaJ Law, Vol. 68, N' 2, abril 1974, pp. 217-226, Y Francisco Orrego y Augusto Salinas, eds., El Desarrollo de la Antártica, Santiago de Chile, Editorial Universitaria, t 977, espedalmente el ensayo de Brian Roberts, pp. 336-356 de dicho volumen.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=