La revolución norteamericana, auge y perspectivas

!lIan Mdrqttez, et al I LAs CAMPAÑAS MIliTARES DE LA REVOLUCIÓN NORTEAMERICANA El General Lincoln fue capaz de reclutar una fuerza de 3.500 regu– lares y milicianos, pero fue incapaz de recuperar Georgia. Enseguida, en el otoño de 1779, reforzado con tropas francesas, y con el apoyo de la flota francesa, el General Lincoln avanzó a expulsar a los bri– tánicos de Savannah. Cuando los esfuerzos fracasaron, la flota fran– cesa zarpó hacia Europa. Clinton sacó ventaja de esta situación. Trans– portó 8.000 hombres desde Nueva York y con ello ganó una considera– ble superioridad numérica sobre las Fuerzas Americanas del Sur. Las tropas británicas posteriormente obtuvieron éxito en atrapar a los colonos en Charleston, Carolina del Sur. Después de un sitio de seis semanas, el General Lincoln rindió el total de sus tropas, 5.500 hom– bres, el 12 de Mayo de 1780. Este fue el más grande desastre para la causa americana durante toda la Revolución. En este momento, el General Clinton regresó a Nueva York, dejando en su lugar al agre– sivo General Cornwallis con 8.000 hombres para explotar la victoria. Los británicos ahora controlaban Georgia y Carolina del Sur, y cir– culaban rumores que los dos Estados podían ser entregados a la Coro– na. El Congreso, sin embargo, votó por mantener la lucha por la unión original. Reconociendo que el Sur empezaba a convertirse en el teatro crí– tico de la guerra, los refuerzos patriotas marcharon hacia el Sur. La guerra continuaba mal para las fuerzas continentales y ellas sufrieron otra severa derrota a manos de Cornwallis en Camden, Carolina del Norte, en Junio de 1780. Entonces, como había ocurrido muchas veces durante la guerra, los colonos obtuvieron una victoria clave. A fines de 1780, Cornwallis, con el renuente permiso del General Clinton, empezó la invasión de Carolina del Norte. En conjunto con la operación Cornwallis organizó una fuerza de 1.000 realistas bajo el mando de oficiales británicos para moverse hacia el norte a través de los campos de Carolina del Norte, con el propósito de reclutar apoyo adicional de los realistas. Esta fuerza fue interceptada por una de igual tamaño de milicianos, en King's Mountains, Carolina del Norte, el 7 de Octubre de 1780. En la batalla ocurrida, casi todas las fuerzas realistas fueron muertas o capturadas. Esta derrota no solamente eliminaba un significativo ele– mento de las fuerzas de Cornwallis, sino que para siempre privaba a los británicos del apoyo realista de Carolina del Norte, que deseaba muy poco compartir el destino de sus compatriotas en King's Moun– tains. A esta altura de los acontecimientos, un nuevo Comandante ame- 99

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