La revolución norteamericana, auge y perspectivas

LA REVOLUCIÓN NORTEA:lmRICANA, AUGE y PERSPECTIVAS problema y que como dice Sir Winston Churchill " ... su responsabili– dad en la ruptura final es muy alta...", expresó: "Los gobiernos de Nueva Inglaterra están en rebelión. Las armas deben decidir si han de estar sujetos a este país o ser independientes", y con ello precipitó el conflicto, a pesar que el Ministro Lord North hizo un último intento de conciliación en la primavera de 1775, ofreciendo la exención de tributos parlamentarios a toda colonia que proveyese satisfactoria– mente su defensa, a cambio que las colonias reconociesen en el Parlamento a la suprema autoridad legislativa del Imperio. La propuesta de Lord North llegaba tarde. Los americanos no estaban dispuestos ya a una solución de compromiso y estaban deci– didos a no aceptar nada que no fuese el reconocimiento integral por parte de la Metrópoli de su autonomía plena y total dentro del ámbito del Imperio. La situación en las colonias llegó a un extremo de tensión muy alto. Aumentó la violencia; los soldados británicos incautaron muchas armas; se confiscaron mercaderías y almacenes y se practicaban deten– ciones por doquier, mientras los "radicales" perseguían a los "loya– lists" y a todos los partidarios del Rey. El General Thomas Gage, en Boston, recibió órdenes de detener a Samuel Adams y John Hancock Presidente del Congreso Continental, y de confiscar el material mili– tar de la colonia. En la búsqueda de ambos radicales, las tropas lle– garon a la localidad de Concord y allí hubo un primer enfrenta– miento. Poco después en el prado de Lexington, en la mañana del 19 de Abril de 1775, empezaron las acciones bélicas de la Revolución Norteamericana. En la costa unidades navales inglesas se apoderaron de suministros y de algunos lugares estratégicos. En medio de esta atmósfera tensa, se reunió el Segundo Congreso Continental ellO de Mayo de 1775, y es curioso que siendo la situa– ción tan increíblemente tensa, los norteamericanos permanecieran en el seno del Imperio por un año más, en circunstancias que la rebeldía contra la Corona y el Parlamento se expresaba abierta– mente, como lo prueban las Resoluciones del Condado de Maclenburg, del 31 de Mayo. El Congreso, entretanto, tomaba sus medidas de guerra. El 15 de Junio nombró a George Washington como Coman– dante en Jefe de las Fuerzas Continentales, y le proveyó de hombres, parque y avituallamiento, con los cuales Washington pudo realizar algunas acciones de importancia. Desde el punto de vista político, el Congreso aún proclamó en el mes de Julio su lealtad a Inglaterra. En un célebre documento

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