La revolución norteamericana, auge y perspectivas
LA REVOLUCIÓN NORTEAMERICANA, AUGE Y PERSPECTIVAS tlmlentos y tolerancia que existían desde la derogación de las leyes Townshend, dieron paso a una política represiva. Para los británi– cos, las colonias habían ido demasiado lejos, y era hora de sentar el precedente definitivo de autoridad. "Con el más profundo asombro -dijo Jorge III- me entero de que hay algunos de mis súbditos capaces de alentar la disposición rebelde que desgraciadamente existe en algunas de mis colonias en América. Teniendo entera confianza en la sabiduría de mi Parla– mento y el Gran Consejo de la Nación, proseguiré firmemente las medidas que sus Miembros me han recomendado para el apoyo de los derechos constitucionales de Gran Bretaña y para la protección de los intereses comerciales de mi Reino". y las medidas que el Parlamento recomendó y aprobó, fueron las Leyes Coercitivas, llamadas Leyes Intolerables en las colonias. Mediante la primera de ellas conocida como Ley del Puerto de Bos– ton, se cerró el puerto a toda operación hasta que se cancelara el va– lor del té perdido. La segunda, la Ley de Administración de Justicia estableció que los oficiales acusados de rebeldía o de no lograr repri– mir la violencia, fuesen trasladados a Inglaterra para ser juzgados allí. La tercera conocida como la Ley de Gobierno de Massachusetts, cambió las disposiciones de la Cédula originaria de la colonia que databa de 1691: tendiente, como dice la ley, a reprimir las tendencias "democráticas" allí aparecidas, aparte de clausurar la Legislatura Co– lonial. Esta apresurada serie de leyes coercitivas, bastante comprensible desde el punto de vista inglés, no hizo más que avivar el resenti– miento colonial. Massachusetts apareció como una verdadera víctima de la "tiranía" inglesa; por ello su situación despertó simpatía y la solidaridad de todas las colonias se hizo presente; el resentimiento emocional contra Inglaterra fue cosa común y corriente. Por si esto no fuese suficiente, el gobierno inglés presentó al Parlamento un proyecto que se transformó en la Ley de Quebec, la cual, en relación con los problemas del Oeste, vino a traer a la palestra de la disputa, la zona que, tocada por la Proclama Real de 1763, era tan cara para los intereses de las colonias continentales. La Ley de Quebec, desti– nada a organizar a la provincia francesa que pasó a manos de la Gran Bretaña, dispuso que los territorios al Oeste de los Apalaches y desde el río Ohio hacia el Norte, pasaran a depender de Quebec; la población de esas regiones debía ser regida por un gobierno que en nada se parecía a los gobiernos representativos de las colonias 74
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