La revolución norteamericana, auge y perspectivas

Joaquín Barceló / EL PENSAMIENTO ILUSTRADO EN NORTEAMÉRICA el derecho al gobierno propio es un derecho natural del hombre no constituye garantía suficiente de que un gobierno autónomo tenga que ser necesariamente bueno, es decir, que asegure la libertad y la felicidad humanas, que son en su concepto los fines propios de un gobierno legítimo. De hecho, él sabía que en todo gobierno existe la tendencia natural a apropiarse de los derechos de los ciudadanos y a convertirse en su opresor. Sin embargo, pensaba que si se logra preservar ciertas libertades del pueblo, la tendencia opresiva de un gobierno puede ser mantenida a raya. "Tengo tal confianza, escribe, en el buen sentido del cuerpo de los hombres y en la honestidad de sus líderes, que no temo dejar que las cosas en cualquier caso vayan mal hasta donde sea. Se podrá engañar o desviar al pueblo por un tiempo, pero si están abiertos los cauces de la verdad éste aprenderá a rechazar lo que es falso y dañino. Cuando las gentes están infor– madas podemos confiarles su propio gobierno; cuando las cosas se ponen tan mal como para atraer su atención, se puede confiar en que las rectificarán". ]efferson, como se ve, reconocía a los hombres el derecho de cometer errores y de rectificarlos oportunamente. Las libertades que es necesario defender, según ]efferson, para evitar que un gobierno autónomo se transforme en opresivo, son principal– mente la libertad de prensa, o mejor, en sentido más amplio, la liber– tad de expresión oral y escrita, la libertad religiosa y la libertad de comercio. En ello se muestra como hijo legítimo de la Ilustración. También el dogma eclesiástico es para él un agente de tiranía. "En todos los países y en todas las épocas", escribió en una ocasión, "el sacerdote ha sido hostil a la libertad. Es siempre un aliado del dés– pota y un cómplice de sus abusos, en retribución de la protección que éste le dispensa". Para poder realizar estos ideales en una sociedad concreta, era indispensable, según ]efferson, que se diera suficiente énfasis a la educación. Sólo un pueblo educado puede usar bien de su libertad y reducir al gobierno al legítimo cumplimiento de sus tareas y fina– lidades. La ignorancia es, para él, el mayor enemigo de la civilización, de la libertad y del hombre mismo. No es extraño que, consecuente con estas ideas, ]efferson dedicara gran parte de sus energias no sólo a la elucidación teórica del problema educacional, sino también a la ejecución práctica de las tareas educativas. El fue fundador y primer rector de la Universidad de Virginia, donde exigió que ningún can– didato recibiera su diploma si no sabía suficiente latín como para leer 57

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