La revolución norteamericana, auge y perspectivas
LA REVOLUCiÓN NORTEAMERICANA, AUGE Y PERSPECTIVAS así como para el bien. Esta libertad es incompatible con la autoridad y no puede soportar la menor imposición de la autoridad. así sea de la más justa. El ejercicio y la preservación de esta libertad hacen a los hombres más malvados y, al cabo de cierto tiempo, peores que los brutos: omnes sumus licentia deteriores} en la licencia todos somos peores. Es contra esta enemiga de la verdad, contra esta bestialidad salvaje que se dirigen los mandamientos de Dios, con el fin de res– tringirla y subyugarla. La otra clase de libertad, que he llamado civil o federal, puede ser designada igualmente como moral si se piensa en el pacto entre Dios y el hombre. en la ley moral y en los pactos políticos y las constituciones entre los hombres mismos. Esta libertad es el verdadero fin y el objeto de la autoridad y no puede subsistir sin ella; y es una libertad solamente para lo que es bueno, justo y honesto. Esta libertad debéis defender, al precio no sólo de vuestros bienes sino también, si es necesario, de vuestras vidas... Esta libertad se mantiene y se ejerce por la sujeción a la autoridad; es para esta clase de libertad para la que Dios nos ha creado libres". Es interesante esta distinción que establece Winthrop entre libertad natural y libertad civil. porque la descripción que él hace de la libertad natural recuerda un texto fundamental para la estructura– ción política de Estados Unidos que Winthrop no tuvo la posibilidad de leer: me refiero a la descripción que hace Hobbes en su Leviathan del hombre en estado de naturaleza. Hobbes supone que en su con– dición natural los hombres son del todo iguales entre sÍ, y que de esta igualdad deriva la lucha permanente de cada hombre contra todos los demás. Es una situación de enemistad y odio la que caracteriza a la humanidad originaria, análoga a esa desenfrenada licencia para hacer el mal en que hace consistir \Vinthrop la libertad natural. Y así como en éste la autoridad gubernamental tiene por función limi– tar y restringir la libertad natural para transformarla en una libertad civil, también en Hobbes la guerra de todos contra todos sólo se resuel· ve cuando los hombres pactan una suerte de contrato político en vir– tud del cual cada uno de ellos cede su derecho de gobernarse a sí mismo para depositarlo en ese dios mortal, en ese monstruo que es el estado absoluto. Es cierto que} a diferencia de la ideología política de los primeros colonos puritanos, el estado concebido por Hobbes tiene un origen natural en la libre voluntad de los hombres y no admite, por tanto, la noción de un gobierno por derecho divino. Desde este punto de vista, Hobbes se aparece como un precursor de la tesis del "contrato 54
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