La revolución norteamericana, auge y perspectivas
LA REVOLUCIÓN NORTEAMERICANA, AUGE Y PERSPECTIVAS llamada teología contractual. En ella, Dios ya no es concebido a la ínanera de un soberano absoluto, sino más bien como un monarca constitucional cuyas relaciones con los hombres son convenidas me– diante pactos bilaterales libremente aceptados por ambas partes. El hombre adquiere así una mayor responsabilidad moral; ya no va a ser un miserable pecador arrojado al mundo en espera del momento de su inevitable condenación, sino un ciudadano del universo, capaz de convenir condiciones que le son ofrecidas por su Creador, y po– seedor del derecho a la recompensa convenida si ha cumplido satis– factoriamente con su obligación. En esta evolución del pensamiento teológico tiene alguna impor– tancia la influencia ejercida por la nueva ciencia de la naturaleza y su rápida introducción en las colonias de Norteamérica. Por razones predominantemente religiosas, los puritanos se interesaron desde muy temprano en el estudio de la astronomía copernicana. En efecto, veían en la armonía y precisión de los movimientos de los cuerpos celestes una prueba manifiesta de la sabiduría de su Creador. Los colonos no se quedaron retrasados frente a los progresos científicos ni se com– portaron como simples receptores pasivos de los resultados de la investigación extranjera. En 1662 fue fundada en Londres la Royal Society, y apenas veinte años más tarde este centro de investigadores científicos ya contó con estudiosos norteamericanos entre sus miem– bros. La introducción y el estudio de la obra de Newton tuvo en Norte– américa un efecto bastante notable. En ella pudieron los colonos fa– miliarizarse con la nueva concepción de la ley natural y la regulari– dad de su vigencia en el universo, y esta noción, a su vez, repercutió favorablemente sobre el desarrollo de la teología contractual. En efecto, hablar de un pacto entre Dios y los hombres supone aceptar la vigencia de una ley moral análoga a la ley naturaL Por consi– guiente, el conocimiento derivado de la investigación de la naturale– za fue considerado como un conocimiento en armonía con la revela– ción, y el pastor Cotton Mather (1663-1728) pudo sostener así que el estudio de las ciencias de la naturaleza es un método aceptable y aprobado de rendir culto a Dios. Por su parte, ]onathan Edwards, a quien ya hemos mencionado, extrajo de Newton la lección de que "nunca sucede nada sin causa", y vio una conexión entre la necesi– dad y universalidad de la ley natural científica y la doctrina teológica de la predestinación; ambas se complementan para explicarlo todo, de tal manera que "encontrar las razones de las cosas en la filosofía
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