La revolución norteamericana, auge y perspectivas

Joaqu{n Barceló' I EL PENSAMIENTO ILUSTRADO EN NORTEAMÉRICA nado por la palabra de Dios y que se contrapone a la religiosidad propia del "hombre exterior", que participa en ritos, ceremonias y sacramentos, que se impone el deber de las obras y el acatamiento de los dogmas. Con ello, el luteranismo había proclamado la subje– tividad del negocio religioso y había afirmado la relación directa del individuo con Dios, relación fundada en la sola fe y que no necesita de la mediación por la iglesia. En las colonias inglesas de América, el puritánismo también defendió la tesis de la prescinden– cia relativa de la iglesia como intermediaria para la salvación del hombre. La idea protestante de que la salvación es un negocio directo entre el individuo y Dios se veía reforzada allí por el principio calvinista de la dependencia absoluta del hombre respecto de Dios en lo que concierne a su salvación. Es Dios quien elige a aquellos a quienes ha de salvar, y ninguna buena obra, nada que el hombre haga puede contribuir a que sea elegido. Más adelante deberemos considerar de qué modo las colonias in– glesas de América supieron arrancar de este planteamiento calvinista para conducir a una reflexión filosófica que afirmó e intentó poner en práctica la libertad religiosa y la libertad política del hombre. Durante el siglo y medio que transcurrió entre la llegada de los pe– regrinos del Mayflower y la Declaración de la Independencia de los Estados Unidos, en América se operó la misma transformación que contemporáneamente tenía lugar en Europa, tanto en el terreno de la vida política como en el del pensamiento filosófico, el de la vida religiosa y el de la creación artística. Esto ocurre porque en el alma del hombre occidental se mantiene inalterable durante los siglos XVII y XVIlI una vocación que éste formulara desde que provocó las pri– meras grietas en el edificio medieval: la vocación de libertad. Es la libertad perseguida por Lutero al intentar la evasión de lo que él llamaba el "cautiverio babilónico" de la cristiandad bajo la potestad de la Iglesia romana; por MaquiaveÍo al proclamar la autonomía de la vida política frente a las normas morales; por GrocÍo al establecer la independencia del derecho natural frente al derecho de origen divino; por Galileo al liberar el pensamiento científico de la tutela del pensamiento teológico; por Descartes al formular la posibilidad de la duda metódica, que libera al espíritu de todo error impuesto por la tradición y le permite lograr por sí mismo, completamente dueño de sí, el encuentro de la verdad. Libertad que continúa siendo la vocación de los pensadores de la Ilustración cuando combaten todos los dogmas y que constituye el destino determinante del hombre mo- 45

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