La revolución norteamericana, auge y perspectivas

LA REVOLLCIÓN NORTEAMERICANA, AUGE Y PERSPECTIVAS mundo circundante se hizo más amplia dentro de los cauces trazados por el siglo XVIl, y nuevas perspectivas se abrieron para el juicio sobre las costumbres y los usos sociales. El espíritu crítico y escéptico, que presumía de no doblegarse ante autoridad ninguna, ni religiosa ni filosófica, encontró expresión destacada en obras como por ejem– plo las Cartas Persas de Montesquieu, los Viajes de Gulliver de Swift y los numerosos escritos con que Voltaire fustigaba a los dogmáticos de toda especie con su característica ironía francesa. En esta época se redactó y publicó en Francia la temida Enciclopedia e innumera– bles obras políticas y filosóficas pasaron directamente de la imprenta a la hoguera sin haber tenido casi la oportunidad de tomar contacto con el público. Con todo, y para no formarse una imagen falsa de la fisonomía espiritual del siglo XVIIl, es necesario tomar en considera– ción que el escepticismo y el agnosticismo constituyen sólo un aspecto de su actitud ante la tradición, y en especial ante la tradición reli– giosa. El pensamiento religioso del siglo XVIII es polifacético. Por una parte, el impacto de la filosofía inglesa sobre los intelectuales fran– ceses tuvo por consecuencia la aparición en el continente de la acti– tud escéptica frente a los dogmas religiosos. Esta condujo hacia un deísmo que ve el valor de la religiosidad principalmente en la pos– tura íntima que informa y determina la vida moral. Ello se anuncia en forma casi programática en la sentencia de Voltaire: "La moral es una porque viene de Dios; los dogmas son diferentes porque vienen de nosotros mismos", La Ilustración france<sa rechazó las disputas teo– lógicas concernientes a la naturaleza de Dios y a otras cuestiones su– tiles que para nada afectan a la universalidad de la norma moral. El mismo VoItaire nos proporciona un picante ejemplo de esta pos– tura cuando escribe: "Yo acababa de hacer construir un pabellón al fondo de mi jardín cuando escuché a un topo que razonaba con un abejorro. -He ahí un bello edificio, decía el topo; debe haber sido un topo sumamente poderoso quien ha hecho tal obra. -Os burláis, dijo el abejorro; es un abejorro lleno de genio el arquitecto de esta construcción. -Desde ese momento resolví no disputar ja. más", Ahora bien; este pensamiento religioso de la Ilustración francesa, que estaba llamado a ejercer tan grande influencia sobre el resto de Europa, presenta, dentro de todas sus diferencias, alguna vinculación importante con el espíritu del protestantismo. Desde Lutero se ha– bía afirmado en las iglesias reformadas, la primacía del "hombre in– terior", que alcanza la verdadera libertad espiritual al ser ilumi- 44

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