La revolución norteamericana, auge y perspectivas
LA REVOLUCIÓN NORTEAMERICASA, AUGE y PERSPECTIVAS como grupo mantenían una actitud conservadora y querían que hu– biese paz, orden y estabilidad social. Querían que sus hijos subiesen en el escalafón social, pero se oponían a una transformación general de la sociedad. Luego seguían los estratos superiores de la burguesía: los altos fun– cionarios del estado, servidores del rey, secretarios de los ministros, jueces y magistrados, financistas y banqueros, los grandes comerciantes y empresarios industriales y los intelectuales y hombres de ciencia. El fuerte desarrollo de las actividades comerciales, industriales y financieras hizo crecer el poder y la influencia de la alta burguesía. En algunos países europeos los más destacados miembros del estrato burgués pudieron adquirir, por mérito o compra, títulos nobiliarios e incorporarse al mundo de la aristocracia. Y mientras la nobleza se mantuvo abierta hacia estos elementos nuevos, la alta burguesía acep– tó el orden social existente que le ofrecía posibilidades de ascenso y que compensaba sus esfuerzos. Mas en algunos países, sobre todo en la Europa Oriental, la aristocracia se mantuvo como clase social cerrada y pudo ampliar cada vez más su poder y sus privilegios, mientras que la burguesía, poco desarrollada, quedó relegada a un lugar inferior. Por otra parte, en un país como Francia se produjo en el curso del siglo XVUI una reacción nobiliaria y la nobleza, originalmente abierta, se volvió cada vez más cerrada, de modo que la burguesía, clase pu– jante, empezó a estrellarse contra una muralla que no podía fran– quear, con el resultado de que surgieron fuertes tensiones sociales que a la postre producirían la crisis de la sociedad del Antiguo Régimen. Por encima de los estratos plebeyos y burgueses estaba la nobleza, estamento privilegiado, en que culminaba la jerarquía social del An– tiguo Régimen. La nobleza europea acusaba ciertos rasgos comunes que eran inherentes a su condición de nobleza de sangre. El noble nada noble y la sola sangre le confería una cierta preeminencia, lo predeterminaba para un cierto estilo de vida y lo hada acreedor a determinados privilegios. Su influencia social y su poder económico descansaban fundamentalmente sobre la propiedad de la tierra y las rentas que ésta producía. En el siglo XVIII la nobleza tuvo que confrontarse con las consecuen– cias que se derivaban del aumento numérico de los estratos inferiores, de la transferencia de la riqueza hacia los sectores comerciales, indus– triales y financieros y de la ascensión de la burguesía. La reacción de la nobleza fue distinta en los diferentes países según las condiciones históricas específicas de cada nación.
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