La revolución norteamericana, auge y perspectivas

LA REVOLUCIÓN NORTEAMERICANA, AUGE Y PERSPECTIVAS La manufactura del siglo XVIII no estaba dedicada aún, como la fábrica moderna, a la fabricación en serie y en masa, sino que se dedicaba a la producción de artículos suntuarios que requería de fuertes inversiones y de una avanzada técnica, como la fabricación de tapices, porcelana, espejos, relojes, pianos y coches. La aparición de la manufactura tuvo máxima importancia para la historia económica y social ya que marcó la aparición del capita– lismo industrial. El capitalismo, que hasta entonces se había desa– rrollado como capitalismo comercial y financiero, se extendió ahora también al sector industrial. El aumento de la producción y del consumo requirió de una nueva organización del comercio. En el siglo XVIlI el comercio internacional experimentó un enorme desarrollo y se estableció un sistema de rela– ciones comerciales que cubrió el mundo entero. Este sistema se centró en dos grandes zonas: El Océano Indico y el Atlántico. El Océano Pacífico, en cambio, si bien en el siglo XVIII empezó a ser explorado científicamente por las grandes expediciones de Cook, Malaspina, Jorge Juan y Ulloa, aún no sirvió de ruta comercial, ya que sus in– mensas distancias resultaban demasiado grandes para la técnica náu– tica de la época. A través del Indico se realizó el comercio del algodón y de los artículos de lujo como el marfil, la seda y la porcelana, tan codiciados en Europa. A través del Atlántico, Europa se surtía de la plata americana y de los apreciados productos coloniales provenientes de las Antillas y de las regiones tropicales del continente americano, como el azúcar y el tabaco. A través del Atlántico se realizaba el comercio que era entonces el más lucrativo y que dejaba fabulosas ganancias: el comercio de esclavos. En el curso del siglo XVIII fueron llevados unos S millones de negros de las costas africanas a América. El comercio en gran escala requirió de organizaciones e inversiones cada vez mayores. Fue por eso que justamente en el campo del comer– cio internacional se desarrollaron plenamente las formas capitalistas, como las grandes sociedades comerciales organizadas en forma de socie· dades anónimas, algunas de las cuales lograron crear verdaderos im– perios, como la Compañía Inglesa de las Indias Orientales. El incipiente capitalismo industrial y el fuerte desarrollo del capi– talismo comercial dieron renovados impulsos al capitalismo finan– ciero, cuyo centro llegó a ser ahora definitivamente la ciudad de Londres. El Banco de Inglaterra, fundado en 1694-, aprovechando todas las experiencias que se habían hecho desde la aparición de los primeros bancos en la Italia renacentista, se constituyó como pode- 28

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