La revolución norteamericana, auge y perspectivas

Ricardo Krebs Wilckens I EL MlJNOO OCCIDENTAL EN EL SIGLO XVIII: SOCIEDAD... Stradivarius, que permitirían ejecutar las geniales composiciones de Vivaldi, Bach y Mozart. El perfeccionamiento de la fabricación del vidrio permitió cons– truir ventanas más grandes que dieron más luz a las habitaciones; permitió producir los espejos y los cristales que fueron empleados tan profusamente en los festivos salones de la arquitectura barroca y rococó, y permitió fabricar las botellas que sirvieron de envase al champagne, bebida de moda de la elegante y frívola sociedad diecio– chesca. La construcción de un nuevo tipo de resortes para los carruajes hizo posible la fabricación de coches más cómodos para el transporte de personas. El siglo XVIII vio la organización de un servicio regular de diligencias, indispensable para una sociedad que estaba acusando una movibilidad cada vez mayor. Estos inventos fueron reflejo de una nueva mentalidad, una menta– lidad analítica, racional y calculadora que ya no se sometía al peso de la tradición, sino que determinaba científicamente los medios que se debían emplear para alcanzar determinados objetivos y modificar la realidad. Esta mentalidad dio origen a una racionalización e intensificación de la producción industrial. Se perfeccionaron las técnicas de hilar y tejer, de modo que se pudo aumentar la producción de tejidos, indispensable para satisfacer la mayor demanda que se derivaba del aumento de la población. La importación del algodón de la India permitió por primera vez fabricar géneros en grandes cantidades y a bajo precio que estarían al alcance de las masas populares. La invención y fabricación de bombas hidráulicas hizo posible extraer el agua de las minas que se estaban inundando a medida que se profundizaban las galerías. El inglés Darby desarrolló un proce– dimiento para fundir hierro mediantecarbón-coke, de modo que se pudo prescindir de la leña que se había empleado hasta entonces y que en algunos países como en Inglaterra empezaba a escasear, por que ya habían desaparecido los bosques, de modo que la industria metalúrgica inglesa se veía frente a una gravísima crisis. Al mismo tiempo se produjeron importantes cambios en la organi– zación del trabajo. En la industria de tejidos el viejo taller fue reem– plazado por la industria doméstica y la manufactura, organización empresarial capitalista, en que el dueño, propietario de los medios de producción, empleaba a obreros asalariados.

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