La revolución norteamericana, auge y perspectivas

DISCURSO DEL SEÑOR ASESOR CULTURAL DEL GOBIERNO, SR. ENRIQUE CAMPOS en su propio territorio una fábrica de inconmensurable riqueza que nu– tre con sus bienes a su propia población, elevándola a un nivel de vida jamás alcanzado, derramando, además, un exceso que sirve para socorrer a otr()s países que no han logrado el mismo desarrollo. La fabulosa productividad norteamericana, que pareciera a punto de agotar sus energías en el despilfarro, está, sin embargo, inspirada por un visionario sentido de futuro. El potencial de Estados Unidos no está sólo en sus campos, en sus minas y en sus fábricas ..., se atesora fun9.amentalmente en los gabinetes, laboratorios y talleres, donde sus investigadores, científicos y técnicos realizan la paciente alquimia de brindar cada día un nuevo bien para su nación y para el mundo. Sus conquistas abarcan toda la gama que va desde la realidad hasta la fantasía; desde menudas soluciones domésticas hasta poner al hom– bre en el camino de los astros. La otra gran paradoja positiva del pueblo norteamericano es que, sin perder su sentido pragmático inicial, haya sido también capaz de desarrollar en el seno de su sociedad a los más altos valores de la intelectualidad y del arte. Sus universidades, museos, conservatorios, sus centros de estudios especializados; sus teatros, su industria editora, periodística y audiovisual son la demostración más palmaria de la elevación y el caudal de sus pensadores y artistas, lo que constituye uno de los aportes más significativos en el campo del entretenimiento, la educación, el saber y la cultura. Todos estos factores se multiplican en sus posibilidades al enlazarse unos con otros y han dado como resultado hacer de Estados Unidos la gran potencia universal. La razón profunda de esta prodigiosa realidad nace de haber man– tenido como una constante los principios éticos y altos ideales que alentaron los padres fundadores en las primeras colonias. Esos prin– cipios e ideales que hoy celebramos, están delineados con gallardía, con claridad y con profética perspectiva de grandeza en la declara– ción de la Independencia norteamericana. Es necesario destacar que este país, que 11a sido en su pensa– miento y en la fidelidad a su propia idiosincrasia, una de las comuni· dades de más acendrado nacionalismo, supo abrir generosamente sus puertas a todos los hombres de buena voluntad del mundo entero, para que vinieran a trabajar a esa tierra inédita y,al amparo de sus justas leyes y aseguradas libertades, participaran y gozaran los bene– ficios de la creación común. Su papel protagónico, pese a todas las tentaciones, es hoy en día el de una fuerza moderadora entre las naciones del orbe, actuando 21 7

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=