La revolución norteamericana, auge y perspectivas
LA REVOLUCIÓN NORTEAMERICANA, AUGE Y PERSPECTIVAS dejaría trabajar como empleado; un 77% le quitaría su ciudadanía; un 61 % lo pondría en la cárcel por ser comunista SQ • En vista de la filosofía democrática de EE. uu. y las garantías cons– titucionales de libertad de expresión y agrupación política es evidente que existe una contradicción entre la teoría democrática de EE. UU. y la opinión pública sobre ciertos grupos políticos. La tendencia de ver el comunismo como una amenaza inmediata y directa es fruto de la compraventa de la política exterior y a veces del excesivo moralismo que le acompañaba, sobre todo durante la época más dura de la Guerra Fría. Así las naciones, como seres humanos, muchas veces muestran los defectos de sus virtudes. EE.UU. tiende ser a veces susceptible a un autoengaño que es de no reconocer su propia hipocresía y su tendencia a simplificar demasiado las creencias y acciones de otras naciones y personas, lo cual lleva a EE. UU. a justificar, a veces por caminos tortuosos, acciones convenien– tes con su conciencia moraJ31. Como la gente daJ tónica muchas veces el pueblo americano y el gobierno ajustan sus acciones y opiniones a los defectos, a sus percepciones defectuosas. Hay que tomar en cuenta que ese autoengaño es indispensable porque un país que pretende ser democrático y moral no puede vender una política exterior que es moralmente inferior. Woodrow 'I\Tilson, hablando con un diplomático de Gran Bretaña en 1914 dijo lo siguien– te sobre su política exterior moral: "Voy a enseílar a las repúblicas sudamericanas cómo elegir buenos hombres"32. En seguida ocupó Vera– cruz en México, intervino en los problemas internos de esta nación y luego ocupó militarmente Haití y República Dominicana. Este es el tipo de autoengaño e hipocresía que no se reconoce. La tendencia de mirar la experiencia americana como un reflejo de valores universales, el autoengaño, el moralismo y una hipocresía que no se reconoce ha conducido al pueblo americano a mirar los problemas de la política exterior en términos de blanco y negro y de exigir, como prometió la propaganda de Madison Avenue, solucio· nes rápidas, simples y definitiYas a problemas que son complejos, persistentes e imposibles de solucionar de una vez. Existe una tendencia, como ha dicho Henry Kissinger, de "identi– ficar la política exterior con la solución de problemas inmediatos"sa. "Mayer, Man T.lS. The Stale, p. 82. "'Stillman and Pfaff, Power and lmpolence, p. 63. ""lbld., p. 27. "Kissinger, AmeTican FOTeign Policy, ThTee Essays, p. 30.
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