La revolución norteamericana, auge y perspectivas
LA REVOLUCIÓN NORTEAMERICANA, AtiCE Y PERSl'ECT¡VAS Es obvio que el señor Sylvester se extralimitó al hacer un comen– tario sobre el derecho de un gobierno democrático de "mentir" al pueblo. Sin embargo, en cuanto a circunstancias internacionales di– fíciles de comprender para un pueblo, Hans J. Morganthau ha dicho que los oficiales que formulan la política exterior "tienen que sacri– ficar lo que consideran una buena política en aras de la opinión pú– blica o a través de métodos tortuosos conseguir apoyo popular para L~na política cuya verdadera naturaleza se mantiene oculta del pú– blico"l1. Pero hay que preguntarse, ¿cuáles pueden ser las posibles conse– cuencias de mentiras y métodos tortuosos? Es posible que la mentira más infame en la historia en términos de sus últimas consecuencias para los EE.UU. fue aquélla sobre el supuesto ataque por fuerzas co– munistas a dos cazatorpederos en el Golfo de Tonkin. La resolución del Golfo de Tonkín del Senado Norteamericano es un ejemplo clásico de "buenos americanos apoyando a su Presidente durante tiempo de crisis", como dijo el ex Presidente Eisenhower. El único problema con todo esto es que el ataque fue· inventado. Quizás es un ejemplo del tipo de mentiras que el señor Sylvester diría que es "un derecho inherente" de un gobierno para salvarse. El ex Senador Fulbright ha dicho que el Senado de los EE. UU. sólo puede culparse a sí mismo por haber entregado la carta blanca sobre Vietnam al ex Presidente Johnson. La carta blanca fue la resolución Golfo de Tonkín firmada en 1964, que autorizó al Presidente a tomar "todas las medidas necesarias para repeler cualquier ataque armado contra las fuerzas estadounidenses y para impedir otras agresiones"12. Reflejando esas cosas pasadas, parece claro que el Senado no cum– plió con su papel demócrata e institucional por no haber investigado más a fondo el supuesto ataque y el pedido de Johnson para tanto poder. Si el Senado hubiera desempeñado bien su papel como un cuerpo deliberativo en vez de comportarse como un simple sello de goma, quizás los EE.UU. nunca habría caído en el tremedal moral y material de la guerra en Vietnam. A pesar de la experiencia en Vietnam, el peso del Estado muchas veces amenaza la libertad de los individuos que critican pública– mente la política exterior de los EE.UU. Por ejemplo, hay unos cuantos casos de voluntarios del Cuerpo de Paz que perdieron sus trabajos llHans J. Morganthau citado en Ernest Lefever, Ethic;s and' United States Foreing Policy (New York: Meridian Books, 1957). p. 167. ""Milton Mayer, Man us. Tlze State, p. 117. ¡8S
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=