La revolución norteamericana, auge y perspectivas

Walter Sállchez G. I LA FILOSOFíA POLÍTICA DE TOMÁS JEFFERSON EN EL... como poliarquía. En este régimen, el equilibrio político no es el fruto de un angelismo constitucional, sino que "en forma natural los poderes rivales se detienen los unos a los otros, y bien o mal, se equilibran mutuamente", A diferencia de las oligarquías, en la poliarquía se asiste no al reino de la mayoría ni tampoco al de una minoría, sino al reino de las minorías. La voluntad general se identifica con la de una multitud de minorías"14. Este "secreto" de la organización política americana es el mayor legado de la Filosofía política de ]efferson, que más que una Filosofía muerta nos dejó un ejemplo vivo, que los hombres libres debieran imitar. Es un hecho que la melodía de ]efferson hoy día irrita los oídos de muchos al igual que hace dos siglos, cuando ]efferson escri– bía: "En un universo gobernado por monarcas, autócratas, un triunfo de la democracia y el republicanismo en un país, sirvió como ejem– plo para los hombres que luchaban por la libertad en cualquier lugar", Con estos elementos de juicio, creemos haber despejado algunas de las incógnitas que se plantean en el bicentenario de la democracia americana: su auge y perspectivas. Si nos empinamos por encima de los hombros de dos siglos para mirar hacia el III bicentenario, creo que estamos lejos de señalar que ]efferson miraría con tranquilidad el actual espectáculo de la democracia americana. Sin embargo, ]effer– son nunca tuvo "ilusiones democráticas" como "alfarero de repúbli– cas". jefferson no fue un vendedor de ilusiones sino al igual que Simón Bolívar un alfarero y un forjador de repúblicas. Como gestor de la "primera nación nueva" (First New Nadon), le entregó un credo politico a América y este credo es único por su claridad y por su aceptación (legitimidad) popular. Cuando este credo americano es detectado, dice Gunnar Myrdal, famoso economista sueco, "la cacofonía se transforma en melodía", es decir se logra entender por dentro los soportes de la democracia ame– ricana. "América está continuamente luchando por su alma" y ese espíri tu está encarnado en la Declaración de la Independencia, con la cual iniciamos nuestras reflexiones y que fueron puño y letra de 'Tomás ]efferson. Este credo político, aún puede perfeccionarse en sus aplicaciones concretas en la actual democracia americana y en sus pro– yecciones hacia otras naciones del mundo. Sabemos que los ide~les del credo americano sufren los ataques "Pierre Birbaum, La Estructura del poder /ln EE. VV., Eudeba, 1971,_ p. 107 Y R. Dahl, cit., p. 106,

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