La revolución norteamericana, auge y perspectivas
Walter Sá1lchez G. / LA FILOSOFíA POLÍTICA DE TOMAs ]n-FERSON EN EL... tad porque sólo él, permite al individuo realizarse plenamente; lograr la calidad de su propia vida. Si pudiéramos graficar el modelo político de ]efferson con el em– blema de EE. UU., diríamos que el águila de la democracia americana ha sobrevolado los cielos durante dos siglos, sin interrumpir su ma– jestuoso vuelo. Sus dos alas están representadas por la estabilidad política de América y la legitimidad de sus gobiernos representativos. Sabemos que el águila puede volar sólo con estas dos alas, por un lado, la estabilidad política, producto de la apertura y flexibilidad institucional, y por otro, su legitimidad, que es fruto de la democracia representativa y de la calidad de la vida, que son las otras dos carac– terísticas principales del modelo político de ]efferson. Sin embargo, antes de terminar respondamos algunas preguntas que nos asaltan. ¿Es cierto lo que se dice, que el águila ha sido herida por cazadores armados de ambiciones personales e intereses materia– listas? ¿Será verdad que el águila vuela sólo con el ala de la apariencia institucional democrática, mientras que el ala de la democracia exis– tencial se ha corrompido? Estas interrogantes quisiéramos considerar en la etapa final de nuestra exposición. 6. Estados Unidos en el umbral dellll siglo. En relación a la primera interrogante, sobre la democracia herida, diremos que el primer hecho que salta a la vista cuando se observa y se compara con otras la actual democracia americana es su impre. sionante vigor y estabilidad institucional. Esta realidad se refleja en el hecho innegable de 200 años de historia sin un golpe de Estado, ni popular ni legalizado a posteriori. Sólo una guerra civil entre Estados, en la lucha de secesión en el Sur del pafs. El secreto de la estabilidad constitucional' podrfa estar como dice Jean Fran\=ois Revel (L'Exprés, Mai, 17-23-1976), en que la Consti. tución dio a los hombres la posibilidad legal de estar en desacuerdo. Como hemos visto a través de esta exposición, este derecho a dis– crepar y reformar pacíficamente sin ser "acusado de criminal", es parte del legado jeffersoniano.
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