La revolución norteamericana, auge y perspectivas
Walt~r Sdnclle¡ G. I LA FILOSOFÍA POLÍTICA DE TOMÁs JEFFERSON EN EL..• Según Jefferson, la flexibilidad de un gobierno y una Constitución eran la prueba más clara de su éxito: "la excelencia de un gobierno se mide por su adaptación a las condiciones de los gobernados". Creemos que la exposición más clara de esta flexibilidad constitu– cional se encuentra en una carta a Samuel Kercheval: "Hay personas para quienes una constitución es un objeto de beata veneración, una especie de arca de la alianza, algo sagrado que no debe tocarse... pretender que una sociedad civilizada viva siempre bajo el régimen de sus antepasados incultos seria tanto como exigirle a una persona que lleve el mismo traje que le iba bien de niño. Tan descabellada idea es la que ha bañado a Europa de sangre últimamente" (Monti– cello, Julio 12, 1816). De esta manera un postulado básico de su modelo político, además de su apertura, es su flexibilidad, para que el orden institucional se adapte a las condiciones de la hora presente, al progreso científico y a las nuevas generaciones de americanos. Esta flexibilidad del orden político interno se reflejará en la poli– tica exterior de Jefferson que dijo: "Los americanos no deben nunca solicitar privilegios de las naciones extranjeras, con el fin de verse obligados a concederlos". Por otra parte anteriormente Washington había enunciado esta misma idea. "La nación que se entrega a senti– mientos habituales de amor o de odio hacia otra nación, se convierte en esclava de ellos en cierta manera, es esclava de su odio o amor... Extender nuestras relaciones comerciales con todos los pueblos extran– jeros, y establecer la menor cantidad de lazos políticos, tal debe ser la regla de nuestra política". Al respecto, Alexis Tocqueville, un brillante observador de Amé– rica, pensaba que "en política exterior... los gobiernos democráticos son decididamente inferiores a otros... la democracia no puede sino difícilmente coordinar los detalles de una gran empresa... y es poco capaz de combinar medidas en secreto y esperar pacientemente su resultado". Terminaba Tocqueville. "No se puede decir, de una manera abso– luta, que sea la democrácia la que en América, conduzca los asuntos exteriores del Estado"8. En este sentido el modelo político, por su flexibilidad interna y externa, ha ofrecido aspectos positivos y negativos a la manera como aAlexis Tocqucyille, La democ1'acia en Améric(I, Ed. Guadarrama, Madrid, 1965. p.145. 17 1
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