La revolución norteamericana, auge y perspectivas
LA REVOLUCIÓN NORTEAMERICANA, AUGE Y PERSPECTIVAS Durante estos períodos desarrolló los principios básicos del credo jeffersoniano, sobre "dónde" y "cómo" debe descansar la autoridad d.el Estado, tomando en cuenta a otras experiencias históricas. Así, después de la Constitución Americana en 1789 se preocupó de proble– mas de procedimientos políticos y representatividad popular. En esta fase el gobierno es un problema de principios y de posibi- lidades realistas. . Como el reflejo del medio intelectual y filosófico de América y Eu· ropa Jefferson fue el "preeminente exponente, con Benjamin Fran– kIin de la Ilustración del s. XVIII.•• y él fue uno de sus legítimos hi.ios"; "sus progenitores eran Locke, Newton, y Lord Bacon que el mismo agregó a esta trinidad de héroes"4. Si bien es cierto que Jefferson bebió de la filosofía europea, espe. cialmente de los pensadores ingleses y en menor grado de franceses, en la "Declaración" redactó una lista de 27 cargos contra el Rey Jorge y demostró una acerba crítica a los regímenes monárquicos y dicta– toriales de la Vieja Europa. Al respecto, Adams comentaba maliciosamente esta simpatía de Jefferson por la filosofía (no por la práctica) política de los europeos: "Jefferson bebió libremente de la filosofía francesa, en religión, cien– cia y política", afirmación que no es falsa pero sí incompleta. Jeffer– son en· primer lugar reflexionó y aprendió. de su propia experiencia :en Virginia, pero "él fue como los filósofos británicos, un francófilo; y como los filósofos franceses y alemanes un anglomaníaco"5. No obstante, si bien el mismo reconoció la influencia francesa no es menos cierto que fue un pensador político autónomo y capaz de repetir en su propio quehacer filosófico la experiencia de un Aristó· teles. En su Common Place Book revisó varias constituciones al igual como aquel gran filósofo autor de la Constitución de Atenas. Demos– tró haber sido gran admirador de juristas ingleses, escoceses y final. . mente al igual que cualquier filósofo continental, las raíces últimas de su doctrina se remontan a la edad de oro de los griegos, cuando despertó la conciencia del hombreG. 'Merril D. Peterson, Thomas Jefferson &: The New Nation. A. Biography, N. Y. 1970, p. 46. 'Van W'ood Ward, A Comparatíve Approach lo American Hislory, The Voice of America, Washington D. C. 1968, p. 42. ·Charles Wiltse, op. cit., p. 59. 168
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