La revolución norteamericana, auge y perspectivas
LA REVOLUCiÓN NORTEAMERICANA, AUGE ''y PERSPECTIVAS erigirse un impériosin- Su atenciéIi?". Pero su idea no prosperó, no porque los delegados no creyesen en las oraciones sino porgue la Convención carecía de fondos para pagar los servicios de un capellán. De hecho, tampoco podían pagarles honorarios a los delegados, ni siquiera sus gastos. Durante las primeras sesiones la astuta delegaéiónde Virginia presentó un plan que sirViera de punto de' partida en los debates. Este plan representaba los puntos de vÍsta de los Estados grandes y optaba por un gobierno' nacional capacitado para decretar leyes y, mediante sus propias ramas ejecutivas y judiciales, hacerlas cumplir. El Congreso sería bicameral cori representación dé acuerdo a las ri– quezas o número de habitantes de cada Estado. La cámara baja sería elegida por el pueblo y la cámara! alta por la baja. Alarmados ante este plan, que aseguraría un gobierno controlado por los Estados gran– des, los Estados pequeños presentaron su proyecto de 15 de Junio. Bajo este plan, denominado el Plan de Nueva Yersey, los Artículos de Confederación (convenientemente dejados de lado por los virgi– nianos) seguirían en plena vigencia y cada Estado sería representado en el Congreso ton un' voto. El Congreso sería reforzado a fin de poder exigir el pago de impuestos y de regularizar el comercio. Un ejecutivo pluralista administraría las leyes y designaría una Corte Su– prema. Este plan, que habría perpetuado. al gobierno en forma de una débil confederación de Estados soberanos, fue rechazado por los Estados grandes; sin. embargo, los delegados' de los Estados pequeños se negaron a desistir y comenzó a vislumbrarse la disolución de la Convención. Finalmente, el 16 de Julio se llegó a un acuerdo. Deno– minado la "Gran Avenencia", exigía que para ser miembro de la cámara baja del Congreso (Casa de Representantes)' se calcularía sobre el número de habitantes libres de cada Estado más las tre~ quintas partes de los esclavos, mientras la cámara alta o Senado, consistiría de dos miembros de cada Estado, elegidos por las Legisla– turas Estatales. Apaciguados por esta mutua concesión, los delegados de los Estados pequeños y menos poblados declararon estar prepara– dos para apoyar la creación de un fuerte gobierno nacional. En realidad, la idea de un Senado en que cada Estado tendría derecho a dos votos fue una concesión tanto a los Estados pequeños como a los intereses conservadores de todos los Estados donde el temor a la'democracia era cosa viva. Se ha comentado que más tarde, cuando Jefferson regresó de Francia, sostuvo una reunión con George Washington y le preguntó por qué había favorecido el concepto ,de
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