La revolución norteamericana, auge y perspectivas
Cristidn Guerrera Yoacham I LA DIPLOMACIA DE LA REVOLUCiÓN NORTEAMERICANA da buscó refugio entonces en el grupo de los neutrales, pensando que Inglaterra no se atrevería a desafiar a este compacto grupo de nacio· nes. Sin embargo, su petición no fue escuchada. Este hecho fue aprovechado por el Congreso Continental que, cono– ciendo la situación en que Holanda se había colocado, procedió a designar a Henry Laurens como Ministro Plenipotenciario en La Haya, con el objetivo de lograr un tratado entre Holanda y Estados Unidos. Sin embargo, la gestión de Laurens no comenzó bien, pues el barco en que viajaba a Europa fue apresado por los británicos, y el nuevo diplomático fue enviado de inmediato a la Torre de Lon– dres. Entre los papeles que los ingleses encontraron a Laurens, estaba el borrador de un proyecto de tratado entre Holanda y Estados Uni– dos que William Lee, norteamericano residente en La Haya, había preparado con el Burgomaestre de Amsterdam. Por supuesto que el documento no estaba autorIzado por el Congreso, pero ello fue para los británicos una prueba fehaciente de que Holanda estaba a punto de reconocer la Independencia de Estados Unidos. En consecuencia, el Foreing Office no demoró un día más en recomendar a Jorge III declarara la guerra a Holanda. Las naciones neutrales, en esta circunstancia, no hicieron nada por apoyar a Holanda, la cual encontró respaldo solamente en Fran– cia, España y Estados Unidos. El Congreso entonces envió a La Haya a John Adams, en reemplazo de Laurens. Adams logró firmar un Tra– tado de Amistad y Comercio con Holanda el 8 de octubre de 1782. Al tiempo que Adams negociaba el tratado, otra Misión integrada por Francis Dana y John Quincy Adams, hijo de John, se trasladó a Rusia, con un doble objetivo: primero, lograr que Rusia reconociera la Independencia de Estados Unidos, y segundo, ganar el ingreso nor– teamericano a la I.iga de los Neutrales. Catalina la Grande negó ambas cosas y Dana permaneció inactivo por un año en San Peters– burgo, lo que motivó que el Congreso Continental lo llamara de regreso a Philadelphia después que terminó la guerra. El fracaso de Dana en Rusia fue otra prueba concreta del acierto que Thomas Paine había tenido al recomendar el aislamiento norteamericano de tos asuntos europeos. Mientras estos hechos ocurrían, la guerra en América seguía su curso y la derrota de las tropas británicas era evidente frente a la unión de las fuerzas franco·americanas. Después del triunfo de York· town y como consecuencia del mismo, cayó el Gabinete Británico y Lord North fue reemplazado por Lord Rockingham, quien llevó a
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