La revolución norteamericana, auge y perspectivas

LA REVOLUCIÓN NORTEAMERICANA, AUGE Y PERSPEC'l1VAS comerciaron y llevaron implementos navales a Francia desde los pue! tos del Báltico después que se inició la guerra entre Francia e Ingla– terra y ello motivó a comerciantes daneses, noruegos, suecos, prusianos y rusos, por la prosperidad alcanzada, a iniciar igual actividad, es decir, tomaron como base el respeto a los neutrales garantizado en el Tratado de 1647, para sus actividades. Así entonces se formó un fuerte grupo de naciones declaradas neutrales frente al conflicto entre las colonias e Inglaterra y el conflicto entre España y Francia con Inglaterra. El 28 de Febrero de 1780. Catalina la Grande de Rusia, formuló una serie de principios para la operatividad de este grupo neutral, entre los cuales destacaban aquellos relativos a la libertad de los neu– trales de navegar entre los puertos y las costas de los países belige– rantes, la libertad de los navíos neutrales y de las mercaderías a bordo, una pequeña lista de artículos declarados contrabando de gue– rra, señalando igualmente que la determinación de un puerto blo– queado, dehia ~star precedida de la respectiva declaración, acompa– ñada del fondeo de las naves bloqueadoras lo más cerca posible de las costas y en tal forma que el acceso de cualquier navío al puerto bloqueado pudiese ser controlado en forma efectiva. Finalmente la Zarina declaró que sobre estos principios se entenderían los países neutrales con las naciones beligerantes, en especial en lo relativo al registro y apresamiento de navíos por parte de estos últimos, anun– ciando igualmente la decisión de hacerlas respetar incluso por la~ armas. El enunciado de Catalina la Grande. comprende exactamente !) de los principios enumerados por los norteamericanos en el "Plan de e 776" y estampados en el Tratado de Amistad y Comercio con Francia -le 1778, aparte que la definición del bloqueo entregada fue puesta en vigencia por el Congreso Continental a partir de 1785. Los principios enunciados por Catalina la Grande, a requerimiento de los miembro1. de la neutralidad, fueron aceptados por Francia y España, no así por Inglaterra, la cual incluso llegó a violar los acuer– dos del Tratado de 1647, y de otros tratados posteriores que tenía con Holanda. Francia hizo presente esta situación a Holanda en varias ocasiones y le demandó exigiese de Inglaterra el respeto a las cláusulas pactadas. Inglaterra hizo caso omiso de los reclamos holandeses, los cuales se encontraban en una posición difícil que llegó verdaderamen– te a un punto cúlmine cuando el Foreign Office solicitó a Holanda el ingreso a la guerra como su aliado contra Francia y España. Holan-

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=