La revolución norteamericana, auge y perspectivas

LA REVOLUCIÓN NORTEAMERICANA, AUGE Y PERSPECTIVAS avanzar hasta Fort Duquesne (hoy Pittsburgh), Niágara y Crown Point, pero el general en jefe muere en un ataque fallido a Fort Duquesne y le corresponderá a Jorge Washington organizar la reti– rada, pese a hallarse gravemente enfermo, mostrando valor personal, pericia y un cuidado ejemplar por sus tropas. Washington es designado jefe de las fuerzas de Virginia, y cum– plirá una tarea notable en la defensa de las fronteras de Virginia, pese a los roces continuos con la orgullosa oficialidad inglesa y a las dificultades en los abastecimientos, causadas por los regateos avaros de la Asamblea. Cuando en 1758 una nueva expedición, al mando del General Forbes, secundado siempre por Washington, llegue nue– vamente a Fort Duquesne y compruebe que ha sido abandonado por los franceses, desapareciendo con ello el peligro para Virginia, Jorge Washington renuncia a su cargo de General de Brigada y se retira a Mount Vernon. Los hechos, sucintamente relatados, parecen anecdóticos dentro del magno conflicto imperial de los años 1756 a 1763; pero dejarán a Jorge Washington transformado en una figura amada y respetada, a la cual su nación podrá recurrir en la hora del peligro. Este retiro de Washington en el momento de la gloria, en busca de las tranquilas labores del campo, no será el único. El Cincinato de América se le llamará posteriormente, con resonancias clásicas. El año 59 casa -siguiendo tal vez una curiosa tradición familiar– con una viuda, Marta Curtis, y se entrega a la vida sosegada de la dirección de sus haciendas, a la activa vida social virginiana, y a los trabajos políticos, siendo elegido burgués sin interrupción, primero por el condado Frederick y, luego, por el de Fairfax, desde 1758 hasta 1774, a la Legislatura Colonial. T1'ashington y la Independencia. Sin embargo, el término de la Guerra de los Siete años que entre– gaba a Inglaterra un continente, iba a significar, paradojalmente, la pérdida de la más antigua y preciada región de la América Inglesa. Conquistado un imperio territorialmente inmenso, había que organi– zarlo y defenderlo y ese intento desatará un vendaval. Esa política tenderá a considerarse corno un atentado contra las libertades y dere– chos que los colonos habían poseído desde antiguo, y una violación de sus intereses vitales. 110

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