Enfrentando los cambios globales: anuario de políticas exteriores latinoamericanas: 1991-1992
CUBA: CONTINUIDAD Y CAMBIO 93 importante delegación empresarial mexicana, en los estudios que se realizan para encontrar nuevas fonnas de pago a la deuda acumulada de Cuba con México, en los acuerdos entre Cuba y Brasil para producir conjuntamente productos biofarmaceúticos desarrollados por Cuba, en la reactivación del Convenio de Crédito Recíprocos entre Cuba y Colombia, en los acuerdos de turismo (incluyendo el turismo de multidestino y de crucero) que se han venido firmando entre empresascubanas, dominicanas, bahamenses y jamai– canas, así como en los nuevos avances registrados en las relaciones de Cuba con la Comunidad del Caribe (Caricom). En 1991 -dándole continuidad a las acciones desarrolladas en el año precedente- dos misiones técnicas de ese acuerdo integracionista visitaron La Habana. Ambas identificaron importantes áreas de cooperación. También lo hizo el presidente del Banco de Desarrollo del Caribe y una delegación del gobierno de San Vicente en respuesta a la invitación cubana a representantes gubernamentales de los países integrantes de la Organización de Estados del Caribe Oriental (OECO). En reciprocidad hacia esas acciones, delegaciones oficiales cubanas par– ticiparon como observadoras en la XlI Conferencia de Jefes de Gobierno de los países de la Caricom, en la Conferencia Económica del Caribe y en la Organización de Turismo del Caribe, entre otras. Todo ello -junto a la continuidad de las relaciones oficiales de Cuba con la mayoría de los países de la región, y los sostenidos intercambios oficiales y no oficiales con Repú– blica Dominicana- ha creado un ambiente positivo en las reladones cubanas con los países del Caribe que -a pesar de las dificultades subsistentes con el gobierno de Granada 35 yel derrocamiento del gobierno de Aristide en Haití– prometen nuevos desarrollos en el futuro inmediato. El positivo balance de las relaciones de Cuba con América Latina y el Caribe no puede desconocer que a fines de 1991 aparecieron algunas dificul– tades en el desarrollo de las relaciones de Cuba con algunos de los países de la región. Alos casos ya mencionados de Argentina enSudamérica y Granada en el Caribe, se unió la ofensiva y excluyente declaración hacia Cuba apro– bada consensualmente en Cartagena por los Presidentes del Grupo de Río. Aunque la respuesta cubana fue políticamente mesurada 36 , no hay dudas de 35 A pesar de todas las gestiones y concesiones a sus demandas realizadas por el gobierno cubano se mantiene sin resolver elementos contenciosos con el actual gobierno de Granada. Este exige una declaración formal cubana de reconocimien– to; algo que, por lo poco usual en las relaciones internacionales, ha despertado ciertas suspicacias sobre sus propósitos en los gobiernos de la región. Este asunto mantiene limitadas las posibilidades de incorporación cubana total a algunos foros económicos del Caribe. 36 El X período de sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular emitió una declaración al respecto que aunque critica las insuficientes de la declaración de Cartagena, y rechaza la intromisión en los asuntos internos de Cuba, insiste en la posición cubana de continuar dialogando con los gobiernos de la región, sobre
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