Enfrentando los cambios globales: anuario de políticas exteriores latinoamericanas: 1991-1992

72 Caricom y el bloque de América del Norte: inquietudes a granel ANDRES SERBlN La Iniciativa para las Américas (IPA) anunciada por el presidente Bush en junio de 1990 y aprobada por el Congreso en septiembre del mismo año, ha sido uno de los focos de atención de Caricom y de los estados del Caribe insular durante los años 1990 y 1991. La preocupación por los avances en la creación de una zona de libre comercio hemisférica "desde Alaska hasta Tierra del Fuego", sugerida por el presidente norteamericano, ha estado asociada con las incertidumbres acerca de las ventajas y de la suerte de la Iniciativa de la Cuenca del Caribe (ICC) vigente, con carácter no-reciproco desde 1984. Pese a la resistencia de algunos sectores norteamericanos y a la reticencia de una parte del Congreso, en agosto de 1990, éste aprobó la IccII, que asigna carácter permanente y por tiempo indeterminado al acceso libre de aranceles para una lista de productos caribeños inicialmente introducida en la ICC original, que se amplió a algunos artículos nuevos. Consecuentemente, la primera reacción de los países caribeños frente a la IPA planteó, por un lado, la interrogante de hasta qué punto ésta iba a favorecer la aprobación de un listado más extenso de artículos libres de aranceles para su ingreso al merca– do norteamericano y, por otro, si la IPA implicaría condiciones de reciproci– dad que pudieran amenazar la continuidad de otros esquemas preferenciales de los que se benefician los países caribeños 24. Estas interrogantes, aunadas a la falta de precisiones de la IPA en su versión inicial, generó en el Caribe una reacción menos favorable a la IPA que en el resto de América Latina. Pese a esa reacción, tanto Caricom como República Dominicana se apresuraron a iniciar negociaciones con EE.UU. tendientes a la firma de acuerdos marco. El 22 de julio de 1991, luego de extensas negociaciones entre EE.UU. y Caricom, se finnó un acuerdo marco que sentó las bases para el inicio de un diálogo entre ambas partes en tomo al establecimiento eventual de un acuerdo de libre comercio. También creó un consejo conjunto entre ambas partes con el fin de negociar aspectos relacionados con el comercio y la inversión, con una agenda inicial que incluye la eliminación de trabas para un creciente intercambio comercial y para las inversiones, así como la coope– ración en tomo a la Ronda Uruguay. Uno de los puntos dio lugar a divergen– cias entre las partes se vinculó a la posición caribeña de que el acuerdo reconociera las diferencias de desarrollo y potencial económico de las respec– tivas economías 25 • 24 Henry Gill, op. cito 25 Caribbean lnsight, julio, 1991, p.l. Un acuerdo marco de características similares estaba a punto de ser firmado, en noviembre de 1991, entre EE.UU. y la República Dominicana. List(n Diano, 2 de octubre de 1991, p.4.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=