Enfrentando los cambios globales: anuario de políticas exteriores latinoamericanas: 1991-1992

BRASIL: CAMBIOS PARA ENFRENTAR EL NUEVO ORDEN 45 brasilero de apoyar la extensión de los derechos políticos y socio-económicos, amplios e irrestrictos, de la mayoría negra de Sudáfrica. En septiembre, Collor realizó una visita oficial a cuatro países africanos: Angola, Mozambique, Zimbabwe y Namibia; en estos últimos dos casos, la primera visita oficial de un jefe de Estado brasilero. Medio Oriente y la crisis de 1990-91 Los acontecimientos de las décadas del sesenta y setenta y las necesidades del país de importar materias primas y combustibles, condujeron al gobierno brasilero, de aquella época, a redimensionar sus relaciones con el Medio Oriente. Así, se estrecharon los vínculos comerciales y políticos con países como Irak, Irán y Arabia Saudita, en detrimento de Israel. La actitud de cautela o de relativa equidistancia adoptada por Brasil durante el conflicto en el Golfo Pérsico, se resintió al no haber sido identifi– cado con la imagen de "co-promotor" de un nuevo orden alIado de los aliados. La votación de diciembre de 1991, favorable al término de la referida resolución de la ONU, se inscribe en la perspectiva de suprimir esa imagen "hostil" que había eventualmente resistido a los esfuerzos en contrario de Brasil. Por último, el aislamiento internacional impuesto a Irak durante la crisis del Golfo repercutió negativamente sobre el balance de mercaderías y servi– cios brasilero con el mundo árabe. Como alternativa, y con el propósito de recuperar la intensidad del relacionamiento político y comercial con los países abastecedores de petróleo, Brasil se ha mostrado receptivo a una mayor aproximación con Irán, el cual reservó, por ejemplo, a empresas brasileras, cerca del 10 por ciento de los 120 mil millones de dólares en recursos de los que dispone para su reconstrucción en los próximos cinco años. CONSIDERACIONES FINALES El gran desafío de la política exterior brasilera de los años noventa está en ganar credibilidad internacional para el país buscando, al mismo tiempo, atraer inversiones externas y tecnología. Se trata de que la economía brasilera sea menos vulnerable a los avatares del comercio internacional, mediante una aproximación mayor a los países industrializados. Para ello, el país ha buscado ser particulannente flexible en el campo de la no-proliferación, de modo de reducir las resistencias a la transferencia de tecnologías avanzadas y sensibles. Además, las acciones emprendidas en los campos del medio ambiente, comercio exterior -integración económica re– gional y desgravamiento tarifario progresivo-, derechos humanos y en la

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