Enfrentando los cambios globales: anuario de políticas exteriores latinoamericanas: 1991-1992
44 A. SEA13RA de CRUZ, A. R. CAVALCANTE y L. PEDONE En 1990-91, dadas las dimensiones alca'nzadas por las economías de Japón y 10SNICS (Corea del Sur, Taiwan, Singapury HongKong) en su propio ámbito y en un contextoglobal de creciente multipolaridad, se intensificaron aún más los mutuos contactos bilaterales. A título de ejemplo, se pueden mencionar los viajes de Collor a Jap6n, en enero de 1990, yen noviembre, con motivo de la entronización del emperador Akihito. Las divergencias entre los gobiernos en cuanto a las formas de pago de los cerca de 18 mil millones de dólares adeudados por Brasil a los acreedores japoneses, dentro de otros motivos, y a pesar de las' reformas económicas emprendidas por el gobierno de Collor, han dificultado la recuperación de las inversiones japonesas en Brasil~7. • En lo que concierne a Corea del Sur, se registra la visita del canciller Francisco Rezek a ese país, en agosto de 1991, y la firma de un acuerdo de cooperación científica y tecnológica bilateral. Finalmente; con China, que tiene un grado de desarrollo económico-industrial semejante al. brasilero, destacan los programas de cooperación en las áreas aeroespacial, hidroeléc– trica, química fina, transportes y tecnologia industrial. La visita del presiden– te chino, Yang Shang Kung, a Collor de Mello, en mayo de 1990, entretanto, poco aportó a las todavía promisorias relacionés sino-brasileras. Con Africa, pocos cambios En lo que se refiere a lasrelaciúhes con Africa, la política éxteriorbrasilera no experimentó transformadonessignificativas durante 1991. Apesar del alarde de algunos órganos de prensa brasilera de que el país estaría dispuesto a revisar su política hacia Africa 28 , se mantuvieron básicamente las mismas directrices que venían siendo implementadas desde el gobierno de Geisel, dentro de las que destacan: el repudio al apartlleid sudafricano, el apoyo a los movimientos de liberación nacional, el estrechamiento de las relaciones con los países de lengua oficial portuguesa (p ALOP) Y la intensificación del inter– cambio diplomático, económico y cultural con ese continente. En 1991, Brasil apoyó los Acuerdos de Paz celebrados entre el gobierno de Luanda y UNITA, así como reafirmó su oposición al apartheíd. En agosto, se llevó a cabo la visita oficial del presidente del Congreso Nacional Africano (CNA), Nelson Mandela, que sirvió para reiterar la postura del gobierno noviembre dé 1990, p.5 (1 VSeminario Regional sObre Formu1 ación y Análisis de Políticas Exteriores). 27 Ver entrevista al ministro Francisco Rezek en Jornal da Tarde, 1 de marzo de 1991. 28 En febrero de 1990, es decir, un mes antes de la asunción del presidente Collor, el Estado de Sao Paulo había publicado un artículo titulado "Política Externa sofre guinada radical", por el cual la diplomacia brasilera estaría dispuesta a distan– ciarse de Africa e iniciar un proceso de aproximación incondicional a los países del G-7, inclusoconel cierre de varias embajadasenel continente. Probablemente, el artículo refleja más la posición de ese diario que una actitud concreta del gobierno en relación al asunto.
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