Enfrentando los cambios globales: anuario de políticas exteriores latinoamericanas: 1991-1992

BRASIL: CAMBIOS PARA ENFRE~T AR EL NUEVO ORDEN 37 los temas energéticos en el campo nuclear. Finalmente, en diciembre de 1991, Brasil y Argentina firmaron, dando curso a los entendimientos iniciados en Guadalajara, un acuerdo sometiéndose al régimen de inspecciones de la Agenda Internacional de Energía Atómica (AlEA). En lo que respecta a la situación actual del Tratado de Itaipú, celebrado entre Brasil y Paraguay en 1973, tras la caída de Stroessner hubo un cambio significativo en elanimus gubernamental paraguayo, en el sentido de plantear una revisión al tratado. Considerando una tarifa de 40 dólares!Mwh, la energía generada por ltaipú daría ingresos de 2,88 mil millones de dólares anuales, la mitad de los cuales pertenece a Paraguayl5. la suma de 1,44 mil millones de dólares equivaldría, estimativamente, a más del 40 por ciento del volumen total de las exportaciones paraguayas en 1989. Entretanto, ese país reclama no haber recibido ni siquiera ellO por ciento de ese valor anualmente e incluso haberlos recibido con atrasos. Por consiguiente, el gobierno de Asunción se manifestó reiteradas veces por la revisión de las cláusulas vigentes del acuerdo. Aunque reconoce el papel de Brasil en la obtención de los préstamos necesarios para la construcción de la usina, Paraguay desea negociar su inmenso potencial energético con terceros, y más especialmente con Argen– tina, que estaría enfrentando dificultades para concluir la represa hidroeléc– trica de Yaciretá antes de 1996. Por su parte, entre tanto, el gobierno brasilero no vislumbra, en el corto plazo, alguna perspectiva de revisión del Tratado, y parece haber optado por buscar aCuerdos sobre aspectos puntuales con Paraguay. Las cuestiones ambientales y del desarrollo Una de las postura fundamentales de la política exterior brasilera, y que se ha ido sofisticando a lo largo del gobierno de Collor, es su rechazo a dar un tratamiento esencialmente temático al problema del medio ambiente, vincu– lándolo más a cuestiones de desarrollo que, a su vez, no pueden prescindir del acceso a tecnologías "limpias" de punta. En otras palabras, en la percepción de Itamaraty, no tiene sentido exigir a Brasil que elimine sus problemas ambientales en el corto plazo si los indicadores socio-económicos imposibilitan la formulación de una política 15 ltaipú representa el 50 por ciento del abastecimiento de energía para la región centro-sur brasilera, donde concentran las industrias y más de la mitad de la población del país. Su producción corresponde al 50 por ciento de la demanda argentina ya 36 veces la demanda paraguaya por electricidad. Sobre este asunto, ver Luiz Pedone, "Políticas públicas na area energética: uma análisis comparada no Cone Sul", trabajo presentado en el xv Encuentro Nacional de ANPOCS, Caxambú, Minas Gemís, octubre de 1991.

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