Enfrentando los cambios globales: anuario de políticas exteriores latinoamericanas: 1991-1992

340 FERNANDO LABRA H. manufacturados a Estados Unidos, Japón y la Comunidad Europea. Este modelo, que representa una simplificación extrema de un proceso mucho más complejo, se consolidó a lo largo de la década del 80, ratificando el deterioro de la posición de América Latina en el comercio mundial. Estados Unidos y Japón absorbieron cerca de la mitad del incremento de las exportaciones de los PARI en la década del 70. Asimismo, una gran parte de los déficits comerciales de los PARI están representados por los déficits bilaterales con Japón, a la vez que mantienen superávit con Estados Unidos (principalmente Taiwan). Esta situación señala la vulnerabilidad de las eco– nomías de esos países asiáticos ante los procesos económicos internos de Estados Unidos y Japón, y de los conflictos comerciales que puedan manifes– tarse entre ambas potencias. La adopción de prácticas proteccionistas por la economía norteamerica– na a partir de la década del 80, está haciendo muy difícil la permanencia de un factor básico para el crecimiento de las economías de los PAR}: el incremen– to constante de sus exportaciones a los mercados de los Estados Unidos y Europa. Enfrentados a las barreras que dificultan el ingreso de sus manufac– turas hacia estos mercados, los PARI más dinámicos han comenzado a explo– rar las posibilidades de ampliar sus mercados e inversiones en países en desarrollo, incluyendo otras naciones del Sudeste Asiático y América La– tina 9. El acercamiento todavía incipiente de los PARl hacia América Latina puede contener elementos favorables y desfavorables para los países de la región. En el aspecto positivo, es posible que ambas regiones unan sus esfuerzos para enfrentar los obstáculos al comercio que representan las medidas proteccionistas adoptadas por Estados Unidos y Japón, por cuanto los mercados de dichos países siguen siendo esenciales para el crecimiento de ambas regiones. Las relaciones de colaboración pueden establecerse en distintos planos. En el ámbito político-diplomático, pueden explorarse formas de cooperación gubernamental para obtener una mayor apertura de los mercados de los países desarrollados. En el plano tecnológico-productivo debe avanzarse en la creación de joint ventures, complementación industrial y transferencia tecnológica. En el ámbito de la gestión empresarial, los latinoamericanos tendrían mucho que aprender de los agresivos y eficientes empresarios asiáticos. Como una consecuencia negativa, no es descartable suponer que los productos de las empresas asiáticas radicadas en la región tiendan a despla– zar a los productos similares elaborados por empresas latinoamericanas de países de mayor industrialización (México, Brasil y Argentina), afectando el desarrollo de estos sectores y dificultando el ingreso de sus manufacturas a 9 Ibid.

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