Enfrentando los cambios globales: anuario de políticas exteriores latinoamericanas: 1991-1992

32 A. SEABRA de CRUZ, A. R. CAVALCANTE y L. PEDONE Además, el progreso técnico y la integración regional, postulados cepa– linos plenamente asimilados por la política exterior brasilera desde fines de los años 50, continuaron ocupando espacios privilegiados en la agenda del Ejecutivo en 1990-1991. Otra característica fundamental de la política exterior de este último bienio, de particular relevancia para su comprensión, es la virtual imposibi– lidad, a diferencia de lo que ocurrió antes de marzo de 1990, de poder atribuirle rótulos daros o metas específicas. Fuera de la observancia de los principiosgenerales de la política exteriorel gobierno de Collor se caracterizó por la adopción de varias "políticas externas" y no por la aplicación de un padrón rectilíneo, unifonne y compacto de acción externa. En la medida en que desapareció el modelo internacional bipolar, maniqueísta y simplista, como también los presupuestos de acción internacional dentro de ese mode– lo, era de esperar, como de hecho ocurrió, que la política exterior brasilera sufriese un acomodo o una adaptación a los nuevos tiempos. En consecuencia, sería temerario afinnarque la política exterior de Collor se caracterizó por una línea clara y delimitada de actuación. Al contrario, los aparentes desencuentros del discurso oficial podrían hasta sugerir una falta de unidad en la acción externa de Brasil. Un análisis teórico que podría explicar ese padrón no unifonne de acción externa se encuentra en la teoría de la estabilidad hegemónica, formulada por CharlesKindleberger y Robert Keohane y aplicada al casobrasilero porMaria Regina Soares de Lima. Según esta perspectiva, una potencia semi periférica puede combinar estrategias diferenciadas, y hasta dispares, de acción exter– na, teniendo en cuenta sus vulnerabilidades y ascendencia en relación a la potencia central y los países periféricos, respectivamente. Según Soares de Lima existe "un componente estructural que genera la 'incoherencia', no pudiendo ser ésta atribuida a una racionalidad deficiente por parte de los dedsores. Ese esquema analítico incorpora la dualidad básica vulnerabili– dad-autonomía (...) resultante de una estructura de incentivos en áreas temáticas determinadas, recursos de poder específicos en esos ámbitos y limitaciones de naturaleza interna,,7 (énfasis nuestro). Asimismo, tomando en consideración tanto sus disparidades económi– cas, sociales y regionales, como su papel de intermediario entre los intereses de países económicamente diferenciados, Brasil no podría, de acuerdo a esa interpretación, adoptar un discurso monolítico, inflexible y demasiado prin– cipista. Se advierte, finalmente, que esa posición de equilibrio no se ha reflejado en la imagen del país frente a la comunidad internacional, cautelosa en el relacionamiento con un Brasil involucrado en sucesivos fracasos económicos 7 María Regina Soares de Lima, op. cit., p.26.

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