Enfrentando los cambios globales: anuario de políticas exteriores latinoamericanas: 1991-1992

328 MLADEN YOPO H. Kaku l6 , hablan de la necesidad que tiene Japón de instaurar en la era Miyazawa una segunda refonna Meiji l7 -perestroika japonesa- para hacer frente a las nuevas realidades. Kaku sintetiza esta idea, al expresar que "Japón enfrenta la disyuntiva de enfrentar el dolor de emerger oomo una potencia política y económica más madura en la escena global-kyosei- o luchar para sobrevivir en un contexto de fricciones crecientes en el plano doméstico -el sistema polítioo está tensionado por una crisis crónica de corrupción y fatiga- e internacional producidas por una política nacional décadas fuera del tiempol8/1. Por último, estan los factores proveniente del propio escenario latinoa– mericano. Aparte de la distancia geográfica y cultural existente, éstos se pueden dividir en: a) aquellos provenientes de una realidad y dinámica internas no demasiado atractiva ni relevante para la percepción nipona -América Latina tiene poco peso relativo en el escenario internacional, pade– ce de serios problemas de gobernabilidad, tiene mercados regionales aún disgregados, etc-; y, b) aquéllos provenientes de la inserción exterior de la región, yen particular de su visión simplista de relacionamiento con Japón. Más allá de los viajes presidenciales realizados a Tokio en la perspectiva de lograr mayores beneficios económicos, América Latina carece de una política global que incluya, además, aspectos políticos, sociales y culturales para el logro de una comprensión mutua l9 . La región -salvo las precarias excepcio– nes de Chile y México- también carece de una política más activa y compleja hacia áreas prioritarias para Tokio como son Asia en sus diferentes modali– dades 20 y la Cuenca del Pacífico. Todo ello subraya la necesidad de un activismo más global de la región hacia Japón. 16 RyuzaburoKaku, "Perestroika in Japan", The Washington Quarterly, 15:3, verano de 1992, pp. 5 a 14. 17 La reestructuración Meiji fue llevada a cabo en 1868, y puso fin a la era del shogunato de Tokugawa en la perpectiva de crear una nación rica y fuerte. 18 Ryuzaburo Kaku, op cit., p. 14. 19 Aeste respecto, una encuesta realizada no hace mucho revelaba que el sentimien– to popular de Japón hacia América Latina es favorable, pero no demasiado fuerte como para obligar al gobierno a adoptar nuevas iniciativas en tomo a la región. Sólo un 25 por ciento expresó un sentimiento de afinidad -por motivos de los emigrantes nipones en ella, la fascinación de aspectos históricos y culturales, la vivacidad del pueblo latinoamericano, etc-, lo cual es bajo si consideramos que más del 75 por ciento de los encuestados presentó sentimientos análogos en relación a EE. uU., más del 50 por ciento en relación a China y más del 40 por ciento con respecto a Corea del Sur. Otra encuesta, reflejó que 3/4 de los encuestados considera urgente deplegar más esfuerzos diplomáticos hacia EE. uu.; 2/3 hacia China; 2/5 hacia la ex URSS y sólo 2 por ciento hacia América Latina. Ver Mikio Kuwayama, op cit. p. 63. 20 Un ejemplo de esto, lo constituye Vietnam. En éste, no sólo Japón ha empellido a invertir en ténninos políticos y económicos, sino que otros actores relevantes de la región como los países del ASEAN le han dado la categoría de observador como paso previo a la plena incorporación.

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