Enfrentando los cambios globales: anuario de políticas exteriores latinoamericanas: 1991-1992
316 ALBERTO VAN KLAVEREN vez que los temas propiamente latinoamericanos como el desanne regional, la acción colectiva a favor de la democracia o la coordinación de posiciones de política exterior se tratan ya con más propiedad en el Grupo de Río y en la OEA, mientras que los temas propios de las relaciones europeo-latinoame– ricano se abordan en los encuentros entre el Grupo de Río y los países de la CE. Es dudoso que los temas específicamente iberoamericanos justifiquen, para las dos partes involucradas, reuniones de tan alto nivel, aunque las próximas reuniones parecen aseguradas. El interés europeo en la democratización de América Latina se concentró en 1991 en los casos de Cuba y Haití. En el primer caso, se siguió reduciendo la ya discreta cooperación europea. España disminuyó sus programas en la isla a sólo un quinto de los niveles fijados para el año anterior, como consecuencia de la crisis hispano-cubana de 1990 27; Alemania ratificó su decisión de cancelar todos Jos acuerdos de cooperación vigentes entre la antigua ROA y La Habana, decisión que afecta la tenninación de una nueva planta de níquel 28; el nuevo gobierno de Suecia, uno de los pocos países europeosquemantenían una cierta presencia en la isla, anunció la suspensión de su programa de cooperadón con La Habana 29. Paradójicamente, uno de los escasos apoyos europeos que encontró el régimen de Pidel Castro proce– dió del Presidente de la Xunta de Galicia, ex ministro del régimen de Franco y ex líder máximo de la derecha española, Manuel Fraga, quien realizó una intensa visita en una semana a la isla, redbiendo tratamiento de jefe de Estado. Sin embargo, la inmensa mayoría de los medios políticos, periodísti– cos y culturales europeos coincidieron en considerar al régimen comunista de la isla como un anacronismo político y económico. El IV Congreso del Partido Comunista Cubano, que despertó algunas expectativas en algunos medios más favorables a la revolución cubana, fue calificadocomo una "triste mascarada de congreso estalinista" por el ministro socialista francés Jean Poperen 30 • La afinnación de Fidel Castro de que el modelo multipartidista era una 11 pluriporquería" 31 no contribuyó precisamente a sacar a Cuba de su virtual condición de país-paria a nivel internacional. En cuanto a Haití, en 1991 los Doce se expresaron en varias ocasiones, en el marco de la Cooperación Europea, sobre los problemas de la democratiza– ción en ese país caribeño. El golpe de Estado contra el primer mandatario elegido democráticamente en el país en toda su historia, Jean-Bertrand Aris– tide, fue condenadoenérgicamente por la CE y sus estadosmiembros. Francia procedió a congelar los fondos de] gobierno haitiano y solicitó a la CE la suspensión de los vínculos económicos con el recién estrenado miembro de 27 ABC, 13 de enero de 1991. 28 ABC, 6 de marzo de 1991. 29 El Pa(s, 5 de octubre de 1991. 30 El Pa(s, 11 de octubre de 1991. 31 El Pa(s, 15 de octubre de 1991.
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