Enfrentando los cambios globales: anuario de políticas exteriores latinoamericanas: 1991-1992
288 LINCOLN BIZZOZERO período como transitorio hasta diciembre del 94, penniten señalar que el mismo establece los lineamientos para llegar a la zona de libre comercio y que a partir de 1995, cuando se defina la estructura definitiva, con sus órganos y funciones, se planteará el camino hacia el mercado común. El Tratado establece dos órganos para la ejecución de las decisiones que se adopten: el Consejo de Mercado Común y el Grupo Mercado Común (arts. 9 a 18). El primero, integrado por los ministros de Relaciones Exteriores y de Economía de los Estados partes, es el órgano superior del Mercado Común, correspondiéndole la conducción política del mismo y la toma de decisiones para asegurar el cumplimiento de los objetivos. El Grupo Mercado Común es coordinado por los cancilleres yconstituyeel órganoejecutivo del Mercado Común. Puede confonnar todos los subgrupos de trabajo que fueren necesa– rios y contará con una Secretaría Administrativa, cuya sede se ubicará en Montevideo (art. 15). Como rasgo específico, las decisiones del Consejo y del Grupo deberán ser tomadas por consenso y con la presencia de todos los Estados partes (art. 16). Aspectos relacionadas con la estructura institucional definitiva, la defi– nición de instrumentos específicos para la consecución del mercado común y temáticas sectoriales, comoagricultura, servicios, pesca, inversionesextran– jeras y ambiente, son trasladados para 1995 o bien omitidos. Aparte de estos puntos polémicos sobre el Tratado, existen problemas específicos relacionados con el proceso de integración y con las relaciones bilaterales. En cuanto al proceso de integración, las principales dificultades se ubican en la fijación del arancel externo común, la coordinación de políticas macroeconómicas y los planes de estabilización. Al respecto, los principales problemas provienen de Brasil, tanto por su nivel arancelario superior, que se ubica actualmente en una media del 35 %, con niveles que varían entre el cero y el 105 % (mientras Argentina ha puesto en vigor un arancel bajo con tres niveles ubicados en O % para productos básicos, 11 % para productos intennedios y 22 % para productos finales), como por la política cambiaria que provoca distorsiones que inciden en los flujos comerciales. Otro punto de polémica se ubica en la relación con los socios menores, ya que ingresaron al proceso de integración en plena reciprocidad de derechos y obligaciones, sin perjuicio de la consideración de diferencias puntuales de ritmo en relación a Paraguay y Uruguay durante el período de transición, es decir, hasta el 31 de diciembre de 1994. Finalmente, las relaciones bilaterales son una variable interviniente en el proceso de integración y pueden interrumpirlo si no se termina de fijar el arancel externo común y hay defecciones mutuas debido a las ventajas del comercio internacional (productos subsidiados, dumping, etc) o si la proyec– ción de la política exterior argentina y brasileña se torna poco cooperativa en el escenario internacional.
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