Enfrentando los cambios globales: anuario de políticas exteriores latinoamericanas: 1991-1992
EL PROCESO DE INTEGRACION REGIONAL EN '" 281 lizó el proceso de integración por dos motivos: por la reafirmación de la presencia ibérica en el continente en un nuevo aniversario del descubrimien– to y el consentimiento latinoamericano para renovar ese contacto con el Viejo Mundo, y por el hecho de que se eligió esa instancia para que varios meca– nismos subregionales de integración mostraran sus avances. A comienzos de los 80 había surgido en España la idea de celebrar en 1992 el quinto centenario del descubrimiento de América. Pero el proyecto estaba limitado por la división entre gobiernos dictatoriales y democráticos en el continente. Los cambios que se dieron en América Latina desde media– dos de los años 80 le dieron nuevo ímpetu al proyecto. En la visita oficial que los reyes españoles realizaron a México, en enero de 1990, se planteó el tema. El Presidente mexicano hizo dos sugerencias. En primer lugar, que la celebración del nuevo centenario tuviese como referente semántico la expresión "Encuentro de Dos Mundos" y no la de Descubri– miento de América. Esta idea fue propulsada por el conjunto de países latinoamericanos, aun cuando México tuvo especial participación en su impulso. En segundo término, el mandatario azteca sugirió que en vez de una reunión del centenario, se institucionalizaran reuniones anuales, que comenzarían en México en 1991 y continuarían en España en 1992. Una vez que la propuesta fue aceptada, ambos gobiernos acordaron difundir simul– táneamente la realización de los dos primeros encuentros. El jefe de Estado mexicano aprovechó la cumbre de Presidentes del Grupo de Río, que se realizó en Caracas en octubre de 1990, para invitara los mismos ala primera reunión en Guadalajara, en julio de 1991 mientras el rey Juan Carlos los invitó a Sevilla en 1992. La primera Cumbre Iberoamericana contócon la participación de 23 jefes de Estado y de Gobierno de 19 naciones de América Latina, España y Portugal. Y tuvo como resultado la Declaración de Guadalajara, en la que se señalan algunos puntos que se encuentran presentes en la agenda de las relaciones iberoamericanas, tales como los referidos al corte Norte-Sur, el respeto a la diversidad cultural y la promoción y cooperación en el entorno iberoamericano. Algunos temas ilustran las diferencias entre el Viejo y el Nuevo Mundo en cuanto a su diferente inserción en el sistema internacional. Entre ellos, la reafirmación de que la deuda externa es uno de los principales obstáculos al crecimiento y estabilidad de la región (punto 11), la necesidad de una cooperación multilateral frente al deterioro ecológico provocado por mode– los de desarrollo predominantes en los países industrializados (punto 13) y la preocupación frente a la posibilidad de que el bipolarismo ideológico sea sustituido por una división entre el Norte rico en capital y tecnologías y el Sur sin esos elementos y sin perspectivas (punto 9).
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