Enfrentando los cambios globales: anuario de políticas exteriores latinoamericanas: 1991-1992

266 CARLOS LUJAN organización del sistema comercial del mundo es la que puede consolidar los logros de libertad política que hasta el momento se están gestando. Sin prosperidad no lU1y legitimidad política que pueda perdurar" 3. Las transformaciones de la agenda internacional del Uruguay En 1991 se produjo una diferenciación creciente en los medios masivos de comunicación entre los temas centrales de la agenda internacional, y aquéllos en los que el país se ha involucrado activamente, al punto que puede afirmarse que la política exterior ha ganado en profundidad lo que ha perdido en amplitud. Anivel gubernamental, se pasó de la jerarquización del plano político-simbólico, que en buena medida caracterizó a la administra– ción anterior, al pragmático-inmediato, acentuando aquellos puntos que afectan lo cotidiano, los asuntos económicos y sociales más que los políticos globales. Esto ha significado un viraje desde una políticaglobalista, montada sobre un modelo de círculos concéntricos en la elaboración de las prioridades del país, a una política exterior vectorial, en la que el privilegio de determinadas relaciones incide en el resto de los items de la política internacional. En concreto, se da una diferenciación entre la política subregional (integración al Mercado Común del Cono Sur, Mercosur), la regional -básicamente la relación con EE.UU. 4 - Yla global. Esta última no es una política activa, con empuje creativo, sino que aparece como más difusa, dándose, en algunos casos, un relacionamientocon la Comunidad Europea (CE) o Europa oriental a través de la participación en el Grupo de Río, y evidenciándose un relativo desinterés por las relaciones con el resto de los países subdesarrollados que no pertenecen a 11 Occidente". La política internacional uruguaya se encuentra, pues, ante el desafío de trascender -sin abandonar, en un contexto de rutinización- su rol de política de prestigio, legitimadora del sistema democrático. Ahora bien, ¿es posible el logro de objetivos más concretos, con componentes materiales fácilmente cuantificables? Es preciso aquí desagregar dimensiones, puesto que aunque a la política internacional del país se le exijan logros en su performance -fundamentalmente en su desempeñosubregional yenmenormedida regio– nal- los mismos son de un nivel tal que no se pueden medir sólo con indicadores económicos. Por ejemplo, el impacto de los avances del país en el campo diplomático a través de una negociación de cooperación con 3 Luis A. Lacalle en El Pa{s, 24 de abril de 1990, p. 5. 4 La relación con EE.UU. es el centro de la actual política regional. En cuanto la vinculación con el resto de L"1tinoamérica se ha encarado, en buena medida, como un subproducto de las líneas trazadas en aquella dirección. Dicha política regio– nal tiene características de globalismoporque incluye en fonna prioritaria al actor más importante a nivel mundial, sea este hegemónico o no.

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