Enfrentando los cambios globales: anuario de políticas exteriores latinoamericanas: 1991-1992

CHILE: ¿ UN PAIS FRIO ? 239 productos y de destino de las exportaciones chilenas (que llegan a 144 países, enviadas por cinco mil exportadores) no dejan de reflejar que el grueso de las mismas sigue estando integrada por materias primas con un bajo (si alguno) grado de elaboración -fundamentalmente cobre, harina de pescado, madera y fruta fresca. La estrategia seguida por el gobierno para disminuir la vulnerabilidad de la economía a las fluctuaciones del comercio internacional ha sido, tal vez paradójicamente, el continuar profundizando la internacionalización de la economía, algo que cuen ta con un amplio respaldoy genera un gran consenso en el país. Esto se ha manifestado en distintos planos. Uno de ellos, y tal vez el principal, ha sido el de tratar de incrementar el peso relativo de las exportaciones en relación al PlB, que en 1990 llegaron a alrededor de un 30%; la meta señalada por el ministro de Hacienda Alejandro Foxley es de aumen– tar esto a un 35%. El Comité de Inversiones Extranjeras, por otra parte, ha continuado su labor de promoción, con lo que ha logrado atraer alrededor de 1200 millones de dólares en inversión extranjera, concentrada sobre todo en el sector minero, pero también en el agrícola y el industrial. Finalmente, y en algo que representa un cambio drástico en relación al patrón histórico en la materia, la creciente apertura de la cuenta de capitales ha comenzado a generar un significativo flujo de inversión de empresas chilenas hacia el exterior; en 1991 éste llegó a 150 millones de dólares en inversión autorizada en el extranjero, mayor que los 135 millones de dólares en inversión autori– zada total durante los quince años anteriores. Sin embargo, han surgido ciertas diferencias en cuanto a la mejor manera de continuar profundizando esta internacionalización. Para importantes sectores de la oposición, la mejor estrategia sería continuar con la apertura unilateral de la economía -esto es, continuar rebajando aranceles. Para el gobierno, sin embargo, que bajó el arancel uniforme (para casi todos los bienes importados) de un 15 a un 11% en 1991, la apertura unilateral ha llegado al límite de su utilidad, y debe ser complementada por otras iniciati– vas, tanto multilaterales como bilaterales. En repetidas oportunidades, Chile señaló su preocupación por el estan– camiento en las negociaciones de la Ronda Uruguay del CATI, y realizó esfuerzos por hacer concesiones que pennitiesen avanzar en la dirección de un sistema de comercio mundial lomás abierto Yjusto, algo que es visto como fundamental para la economía chilena. Por una parte, el gobierno formalizó ante el CATI su oferta de congelar las nonnas que regulan el acceso de proveedores de servicios al mercado chileno, siempre que los servicios que Chile está en condiciones de exportar tengan también un acceso libre a mercados externos. Por otra, propuso reducir su arancel consolidado del máximo actual de 35% a un 25% (referido al máximo a que un país se compromete alzar sus aranceles en caso de situaciones coyunturales difíciles, no al arancel real que efectivamente se cobra).

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