Enfrentando los cambios globales: anuario de políticas exteriores latinoamericanas: 1991-1992

214 RAUL BENITEZ MANAUT deteriora su vínculo con la amplia alianza que la respaldó en la campaña electoral. En términos de calendarios políticos, el pacto realizado entre la Jefe de Estado yel FSLN incluyó que el período de "transición" sería entre el 25 de abril de 1990 y el 9 de enero de 1991, debido a que este lapso constitucional– mente le correspondía al gobierno de Daniel Ortega, y que, por el adelanto de las elecciones, la Presidenta respetó. Igualmente, hasta no tener consoli– dada la alianza con el FSLN -en términos de apoyo a su plan de reactivación económica y de concertación política- no podía tomar iniciativas decisivas en materia de política exterior, pues para ello hay un factor adicional: la Asamblea Nacional, donde la negociación es mucho más compleja, pues tanto en la bancada sandinista (que controla 39 de los 92 representantes), comocon los diputados de la alianza Unión Nacional Opositora (UNO) existen sectores proclives más al enfrentamiento que a la concertación. Por ello, los juicios contra Estados Unidos y Honduras en la Corte Internacional de Justicia son factores que debe resolver la Presidenta para la normalización completa de sus relaciones con esos dos países. Un hecho primordial, derivado de su relación con el FSLN, es la política militar. ¿Qué hacer con el Ejército Popular Sandinista yel ministerio del Interior? Estados Unidos, sin duda, esperó a ver los resultados de la política militar y de seguridad de Violeta Chamorro antes de otorgar las partidasmás importantes de la asistencia financiera. Otro aspedo fundamental fue el proceso de pacificación con los contrarrevolucionarios, que, al implementar– se, implicó un gran costo político para la Presidenta por los beneficios otorgados a éstos en cuanto a reparto de tierras. Otros elementos sustanciales de la transición de la política exterior fue la transformación de algunos aspectos que fueron claves para el régimen sandinista, y que desde el cambio de gobierno, hay una voluntad explícita de modificar: las relaciones con la Unión Soviética, con Cuba y con el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) de El Salvador. Al respecto, continúa la tendencia hacia la reducción de los vínculos económicos y diplomáticos con los países del este europeo, especialmente con la Unión Soviética. Con Cuba, a pesar de que la isla distingue en sus relaciones con Nicaragua aquellas entabladas de "par– tido a partido" -con lo cual continúan las buenas relaciones entre el FSLN y el gobierno y Partido Comunista de Cuba- y las sostenidas entre los gobiernos. Ambos países tienen buenas reláciones en el plano diplomático y formal, debido a que no pueden modificarse muchos de los convenios firmados e implementados en los años 80. Básicamente, el gobierno de Nicaragua tiene interés en que aquellos nicaragüenses que realizan estudios de preparación técnica, científica y universitaria, los concluyan de forma satisfactoria. Asi– mismo, son muy importantes los aspectos vinculados con la salud pública y educación. Todo aquello que tiene que ver con asesoría militar fue desman– telado antes de que Violeta Chamorro asumiera la presidencia. Afines de año el vicecanciller, Ernesto Leal, incluso mencionó que el gobierno de Chamorro vería de manera positiva el que Cuba ingresara a la OEA.

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