Enfrentando los cambios globales: anuario de políticas exteriores latinoamericanas: 1991-1992
204 VICTOR MEZA embajador Arcos por su insistencia en plantear el asunto del gasto militar. Durante sus frecuentes viajes al extranjero, el Presidente insiste en hablar de la desmilitarización como un requisito fundamental para impulsar la política de desarrollo económico. Incluso presentó ante sus colegas del área un plan de desmilitarización, conocido como Tratado para la Seguridad de Centroa– mérica, que propone establecer un equilibrio racional entre todas las Fuerzas Armadas de la región, disminuyendo el número de los efectivos y su respec– tiva potencia bélica. Sin embargo, este plan contiene la clave de su propio engaño: parte de la premisa que el ejército de Honduras es el más pequeño de la zona y, por lo mismo, el que menos debe reducirse. Quizás por todas estas razones fue que causó tanta molestia en los círculos oficiales la visita que realizó a ChiJe, en junio de 1991, el jefe de las FF.AA., general Luis Alonso Discua. En esa ocasión, el recién ascendido general no vaciló en demostrar su desmesurado interés por adquirir arma– mento de fabricación chilena, justo en los momentos en que su Presidente, y teóricamente Comandante en Jefe, pregonaba por el mundo la vocación pacifista de Honduras ysu interés por reducirlos altos niveles del militarismo regional. Hay, sin duda, una evidente y explicable dualidad en el discurso presi– dencial, sobre todo si se toma en cuenta la precariedad de la construcción democrática en Honduras y la innegable debilidad de sus instituciones civiles, frente a una fuerza militar que se resiste a ceder espacios de acción política a la sociedad civil y se niega empecinadamente a limitar sus esferas de influencia y presión sobre el resto de la sociedad. c) Preocupación constante por las violaciones a los derechos humanos y exigencia para que el sistema judicial sea reformado y depurado. Durante 1991, los hondureños han podido comprobar, no sin asombro, la forma en que los funcionarios diplomáticos norteamericanos intervienen de la manera más directa y abierta en la investigación de las principales violaciones a los derechos humanos. En febrero, la prensa local reprodujo el informe elabora– do porel departamento de Estado sobre la situación de los derechos humanos en Honduras. Algunas frases y juicios allí emitidos fueron calificados como "inusuales y duros" por parte de muchos observadores nacionales, acostum– brados al lenguaje más sutil y cuidadoso que Washington había utilizado en anteriores informes 3 • Esta nueva actitud norteamericana frente a las arbitrariedades que come– ten los militares y las fuerzas policiales en Honduras, ha creado un clima de tensión adicional y ha enturbiado las relaciones entre los dos países. La 3 "El gobierno del licenciado Leonardo Callejas -dice en uno de sus párrafos- ha sido incapaz de asegurar el castigo de miembros de las Fuerzas Armadas que han cometido abusos de derechos humanos·. Boletfn del Centro de Documentación de Honduras, N. 118, Tegucigalpa, febrero, 1991.
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