Enfrentando los cambios globales: anuario de políticas exteriores latinoamericanas: 1991-1992

GUATEMALA: NEGOCIAl\lDO PARA ALCANZAR LA PAZ 199 participan e intervienen en la persecución del tráfico de drogas y sustancias psicotrápicas y manteniendo activq su interés en la captura y extradición de narcotraficantes guatemaltecos a Estados Unidos. A medida que con la colaboración de ese gobierno se pone de relieve que el tráfico de drogas se intensifica y penetra en diferentes círculos (públicos y privados), el país en general y su prensa se concientizan sobre la gravedad del asunto. Por ello no se presentan problemas como los que surgen en otras naciones al ejecutarse programas conjuntos destinados a controlar ysancio– nar el tráfico de drogas. El área de los derechos humanos sigue, sin embargo, siendo el "talón de Aquiles" en las relaciones de Guatemala con Estados Unidos. También con Canadá, los países europeos miembros de la CE y del Grupo Nórdico. Los informes del Departamentode Estadoal Congreso, las declaraciones públicas de funcionarios y congresistas, la presión que ejercen los grupos pro-dere– chos humanos y las organizaciones no gubernamentales, unidos a las posi– ciones que Estados Unidos y Canadá asumen en la OEA, y por su lado, los países europeos en Naciones Unidas, provocan reacciones y, desde luego, irritación en el gobierno de Guatemala. Incluso contribuyó a obnubilar el análisis de la Iniciativa para las Américas adelantada por el Presidente Bush y demorar la firma del acuerdo básico hasta que el gobierno de Guatemala esclareciera los alcances meramente comerciales y financieros de esa impor– tante iniciativa. A ello se añade el interés directo del gobierno de Estados Unidos en el esclarecimiento de diversos delitos graves, principalmente asesinatos y de– sapariciones tanto de sus nacionales como de guatemaltecos, y el consiguien– te sometimiento a proceso penal de los responsables. Lo singular de esa presión exterior, y también interior de parte de funcionarios diplomáticos de Estados Unidos en Guatemala, es que genera reacción adversa en el gobierno yen el ejército, argumentándose que ello constituye intervención en asuntos internos del país. Pero, de la misma manera, constribuye positivamente a la puesta en marcha de los mecanismos institucionales destinados a impedir que esos hechos queden impunes. Los sectores nacionales abiertamente partidarios del respeto a los derechos humanos, no consideran que la insis– tencia de los gobiernos de Estados Unidos y de Europa sea intervencionista, aun cuando, reconocen que, en ciertos casos, algunos embajadores sí lo hacen al extralimitarse en su celo por cumplir las instrucciones que reciben. Paralelamente, yen tanto constituye un problema común con Estados Unidos, Canadá, y los países europeos, este asunto ha cobrado para Guate– mala una dimensión internacional. La Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas ha estado muy activa en ello, sin que el gobierno de Guatemala y los partidos de oposición hubieran acordado a lo largo de 1991 una política clara en materia de derechos humanos. Ello es especialmente lamentable porque se cuenta con el valioso concurso del asesor de derechos

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