Enfrentando los cambios globales: anuario de políticas exteriores latinoamericanas: 1991-1992

198 FRANCISCO VILLAGRAN K. Caribe; designó embajador en Guatemala e hizo saber que no se opondría más al ingreso formal de Guatemala al Movimiento de Países No Alineados, contribuyendo con ello a remover el obstáculo que tanto Belice como los países del Caribe anglófono habían puesto para la favorable consideración de esa gestión de Guatemala. Si bien subsiste una controversia territoriat ambos países expresaron su propósito de resolverla mediante Jos procedi– mientos pacíficos previstos en las cartas de Naciones Unidas y de la OEA. Internamente, el gobierno guatemalteco confrontó serias críticas por parte de los partidos políticos de oposición. Ellos señalaron el incumplimien– to de las condiciones previstas en la Constitución de la República en lo que concierne al reconocimiento de Belice y el inmediato establecimiento de relaciones diplomáticas, por no haberse previamente consultado a la ciuda– danía sobre la forma de resolver dicha controversia territoriaC como se prevé en la Constitución. El asunto transcendió al terreno político y jurídico interno al plantear un diputado de oposición un recurso de inconstitucionalidad, precisamente con base a dictámenes concordantes del Colegio de Abogados y de la Asociación Guatemalteca de Derecho Internacional. Estos estimaron que previo al reconocimiento de Belice y a la formalización de relaciones diplomáticas debería haberse puesto en movimiento el referendum previsto en la Constitución. Los positivos efectos que internacionalmente le produjo esa política a Guatemala (en el Caribe anglófono, en la Mancomunidad Británica, en las Naciones Unidas y con el ingreso en calidad de observador al Movimiento de Países No Alineados- en septiembre de 1991-) no han logrado ser dimen– sionados internamente. Persiste en gran medida el sentimiento de que el gobierno, con esos actos, cerro de una vez por todas las posibilidades de resolver la disputa territorial en forma tal que Guatemala pudiera recuperar parte de ese territorio. Relaciones con Estados Unidos y Europa Las relaciones económicas, el narcotráfico y los derechos humanos domina– ron las relaciones de Guatemala con Estados Unidos en 1991; por ello puede decirse que éstas se mantuvieron dentro del espectro de "la amistad y la frustración", que, dicho sea de paso, ha sido la principal característica a lo largo de los últimos lustros. El gobierno de Estados Unidos, por un lado, continuó manejando su clásica fórmula de incentivos y sanciones - "sticks an.d carrots Jl -, brindándole asistencia económica y financiera en diversos campos -salvo el militar, donde es reducida-, incluyendo importantes donaciones a fin de fortalecerla balanza de pagos del país. Porel otro, apoyó vigorosamen– te los esfuerzos del gobierno de Guatemala en su lucha contra el narcotráfico mediante ia continuación de los programas aprobados con antelación: fumi– gaciones aéreas, asistencia y cooperación a las fuerzas de seguridad que

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