Enfrentando los cambios globales: anuario de políticas exteriores latinoamericanas: 1991-1992

GUATEMALA: NEGOCIANDO PARA ALCANZAR LA PAZ 197 Ese modelo de membrecía asegura, desde luego, en unos casos, una relación articulada con los miembros del Grupo y, en otros bastante fluida. Hasta ahora no ha sido puesto a prueba en razón de que no han surgido asuntos que dividan a la comunidad latinoamericana ni tampoco se han presentado situaciones y conflictos que generen ópticas diversas o acciones diametralmente opuestas. La Asamblea General de la OEA en Santiago de Chile -junio de 1991- puso de relieve la existencia de algunos denominadores comunes en lo que a la preservación de la democracia se refiere y, más recientemente, la crisis de Haití en octubre lo confinnó. Sin embargo, la creación de una fuerza interamericana propuesta por Argentina no ha recibido, hasta ahora, el apoyo de otros países, entre ellos de Guatemala. Finalmente, no se dieron en 1991 situaciones conflictivas entre los países latinoamericanos y Estados Unidos como para que la solidaridad y los alcances del Grupo de Río pudieran haber sido sometidos a prueba. Por otra parte, las reuniones tanto de Centroamérica y Panamá como del Grupo de Río con la CE, que se celebraron en 1991, pusieron de manifiesto que los intereses de los países latinoamericanos, frente a los europeos, son en buena parte, compatibles, y que dicho grupo coadyuva con vigor al éxito de los planteamientos comunes, mas no se acepta que el Grupo pretenda con– vertirse en vocero de los intereses de todos los latinoamericanos, como se discutió en la cumbre de Cartagena. Es oportuno señalar, asimismo, que las relaciones de Guatemala con el Grupo de Río le significaron en 1991 un valioso concurso, principalmente en el terreno de los derechos human0s. El apoyo brindado por los países miembros del Grupo, y que a su vez lo son de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, le pennitió a su recién electo gobierno disfrutar del "beneficio de la duda" en lo que a las violaciones a los derechos humanos imputados al gobierno de Guatemala en años anteriores se refería. Asimismo, en el mantenimiento del régimen de un asesor en derechos humanos, en lugar de que la Comisión designara un relator, como lo plan– teaban los países europeos y Cuba. Belice y el Caribe anglófono Sin duda el paso más trascendental que en materia de política exterior ha dado Guatemala en muchos años fue el reconocimiento en 1991 de Belice como Estado independiente. Si bien con antelación habían habido negocia– ciones con el Reino Unido, contando con la presencia de observadores de Belice, y luego Guatemala habría apoyado el ingreso de Belice a la OEA, el acto del reconocimiento transcendió lo meramente fonnal. Conllevó la acep– tación que Belice, no sólo es un país independiente, sinoque, inmediatamente después, el establecimiento de relaciones diplomáticas con ese país. Belice, por su lado, fijó el límite sur de su mar territorial de manera que no se afecta la línea divisoria que con antelación había establecido Guatemala en el

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=