Enfrentando los cambios globales: anuario de políticas exteriores latinoamericanas: 1991-1992

GUATEMALA: NEGOCIANDO PARA ALCANZAR LA PAZ 193 Guatemala y el papel prudente y constructivo de la Organización de Nacio– nes Unidas en la observación del proceso, el cual esperamos que muy pronto, después de la firma del acuerdo definitivo, evolucione hacia una función importante de verificación en el cumplimiento del mismo". Resulta claro, a la luz de esos conceptos, que Guatemala no visualiza el rol de la ONU únicamente en el terreno de las negociaciones por la paz, sino que éste deberá extenderse al campo de la verificación de los acuerdos de cumplimiento, con lo que la relación directa con esa organización figurará, sin duda, en primer plano por espacio de algunos años. El nuevo esquema centroamericano Una década de conflictos armados en tres países -El Salvador, Nicaragua y Guatemala- que en virtud de afinidades ideológicas produjo una estrecha relación entre los movimientos guerrilleros de Guatemala y El Salvador con el Frente Sandinista en el poder en Nicaragua y, su contrapartida, la"contra", unido al constante flujo de refugiados, no podía menos que producir efectos adversos en la integracióneconómica que los paísescentroamericanos venían ensayando con éxito desde la década del 50. De la misma manera, demandó la cooperación del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugia– dos (ACNUR) y la incotporación de esos temas a las agendas de las relaciones bilaterales de los países centroamericanos con Estados Unidos, México y Canadá y la CE, cuyos miembros, para fortuna de los centroamericanos, se sintieron compelidos a involucrarse en el éxito de los Acuerdos de Esquipu– las. Los enfrentamientos armados y el temor que las fuerzas regulares e irregulares despertaban entre las poblaciones civiles no sólo afectó directa– mente el aparato productivo y distributivo de bienes y servicios en los países que conocieron el flagelo de la guerra civil, sino, también, el flujodeJ comercio entre todos los componentes del mercado común. De esta manera, al producir sus efectos los acuerdos de Esquipulas, los gobiernos del área repararon que sus economías estaban fuertemente deprimidas y sin posibilidades inmedia– tasde inducira la repatriación de capitales nacionalesy, desde luego, motivar las inversiones extranjeras. Cada gobierno evaluó y dimensionó, pues, los factores reales y el potencial que le ofrecía el espacio económico centroame– ricano, la Iniciativa de la Cuenca del Caribe que puso en marcha el gobierno de Estados Unidos durante la década de los 80, el nuevo esquema de relacio– nes que el ex Grupo Contadora --en particular, México y Venezuela- les ofreda al conservar activo el programa de suministros de petróleo, así como los ofrecimientos de cooperación económica y de restringido comercio de la . CE, concluyendo que los factores económicos, comerciales y financieros internos y externos serían preponderantes en sus políticas exteriores. El deterioro del mercado común era evidente. Sobresalían las fuerzas centrífugas. Sin embargo, se sumaban a factores endógenos, propios de la

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