Enfrentando los cambios globales: anuario de políticas exteriores latinoamericanas: 1991-1992

172 CRISTINA EGUIZABAL Sin embargo, también a los ojos de la Cancillería costarricense se hace necesario inaugurar una nueva etapa del sistema interamericano, basada en la conformación de un bloque hemisférico que defienda la democracia, la vigencia de los derechos humanos y un desarrollo socioeconómico respetuo– so de los equilibrios naturales. En la XXI Asamblea de la OEA, celebrada en Chile en junio de 1991, el canciller Niehaus, al referirse a la necesidad de un mayor compromiso con estos valores, también manifestó que los países de la región debían esforzarse por crear un nuevo modelo de seguridad hemisfé– rica que"supere la concepción de la alianza militar,,5. Pocos meses más tarde, el Presidente Calderón era más contundente al sugerir, frente a un auditorio de la Universidad de Houston, la posibilidad de intervenir militarmente en Haití por medio de una fuerza militar hemisférica con el objeto de sentar"un precedente claro de que a nadie se le ocurra volver atrás en la democracia", aunque se apresuró a aclarar que la acción militar para restaurar la democra– cia sólo sería la última opción a seguir en caso de que se agotaran 11 todos los caminos de presión política"6. Las infructuosas tentativas auspiciadas por la OEA con el fin de lograr una salida negociada a la crisis de gobernabilidad por la que atraviesa Haití han puesto en evidencia las dificultades de plasmar en la realidad concreta ese nuevo orden hemisférico basado en la defensa de la democracia y el respeto de los derechos humanos. En lo que se refiere a las aspiraciones costarricenses de ocupar la Secre– taría General de la OEA, la cancillería se muestra optimista y confiada en las bondades de una candidatura temprana. La diplomacia económica A pesar de los esfuerzos de la cancillería por elevar el perfil de la dimensión "política" de las relaciones exteriores del país, fueron las cuestiones de índole económica, y más precisamente las de naturaleza comercial, las que se convirtieron en el eje de su actividad externa durante 1991. El propósito más general fue el de cambiar el patrón de vinculaciones externas de la economía costarricense, de acuerdo a las hipótesis de las teorías económicas neoclásicas actualmente dominantes. Buscando aprovechar ventajas comparativas se prosiguieron arduamente negociacionesbilaterales ymultilaterales con el fin de acelerar la apertura comercial, al tiempo que se intentó consolidar los mercados externos y mantener los niveles de exportación de los productos tradicionales. El ministro de Comercio Exterior, uno de los mayores defensores del nuevo modelo de desarrollo, ha sido uno de los grandes protagonistas de las relaciones exteriores durante 1991. Para él Costa Rica debe prepararse para 5 La Nación, 5 de junio de 1991. 6 La Nación, 8 de octubre de 1991.

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