Enfrentando los cambios globales: anuario de políticas exteriores latinoamericanas: 1991-1992
164 FERNANDO BUSTAMANTE calidad de bienes y servicios son mucho más tolerados que su carestía o no disponibilidad. En esta actitud de la opinión pública esta presente, sin duda, el peso muy importante que tiene la cultura política populista en amplias capas de la ciudadanía, que en cualquier momento puede hacer valer su descontento a través de grandes partidos y movimientos de ese tipo. Esta estrategia parece haber hallado cierta comprensión en los medios financieros internacionales. Porejemplo, en 1991 el FMI mantuvo una política de cooperación y asequibilidad, como lo atestigua la aprobación de 105 millones de dólares para operaciones de reducción de deuda 3o , las que han seguido adelante a pesar de su efecto sólo marginal sobre el total de compro– misos pendientes. Finalmente, respecto al tema del narcotráfico, el gobierno ecuatoriano no comparte el análisis norteamericano respecto a las causas ya las prioridades estratégicas que deben orientar la represión del fenómeno de la droga. Se considera que la principal responsabilidad debe recaer en los países que son centro del consumo y generadores de la demanda. En este sentido, el gobier– no socialdemócrata se pliega a quienes mantienen un discurso tercermundis– ta respecto a la cuestión de la droga. Sin embargo, ya pesar de ello, la diplomacia ecuatoriana no está dispues– ta a enfrentarse directamente con el gobierno republicano en Washington. Por ello, la política seguida ha sido la de brindar una cooperación un tanto tibia a los esfuerzos estadounidenses, pero sin perder ocasión de hacer presente en los foros respectivos los desacuerdos doctrinales que existen con la contraparte. Al mismo tiempo, se ha buscado lIevaradelante una estrategia de concertación política y confluencia doctrinal con los otros gobiernos andinos más directamente involucrados, se ha buscado mejorar y profundi– zar la cooperación de organismos policiales y se ha buscado un cierto con– senso para presionar conjuntamente a Estados Unidos para que reconozca, al menos en teoría, la tesis de la 11 responsabilidad compartida", y se compro– meta a aumentar sus esfuerzos por reducir la demanda interna de drogas sicotropicas. Esta postura ha tenido ciertos efectos, puesto que por lo menos se ha logrado un reconocimiento retórico de tal realidad por parte del gobierno de Bush. El problema estriba en que la postura de los países andinos induye también una demanda para que Estados Unidos incremente sustancialmente su aporte monetario a los esfuerzos de la lucha interna de cada país contra el narcotráfico. Sobre este puntoWashington ha sido parsimonioso y ha busca– do eludir grandes compromisos que impliquen costos juzgados excesivos para un Estado, como el norteamericano, que sufre los efectos de una penuria fiscal creciente. Por otra parte, los países andinos han desarrollado una política destinada a neutralizar anticipadamente cualquier intento de con- 30 "Crédito para Ecuador", El DÚlriO, 16 de diciembre de 1991.
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